La escuela libertaria Summerhill llega a un acuerdo con Blair para evitar su cierre

La vista del recurso que debía decidir el futuro de la escuela progresista británica Summerhill concluyó ayer por sorpresa en el Tribunal Supremo de Londres al alcanzar el Gobierno británico y la directora, Zoe Readhead, un acuerdo para evitar su clausura. El Ministerio de Educación reconoció que la asistencia a clase no era la única forma de medir la calidad de la enseñanza impartida en el centro. Los alumnos, reunidos en asamblea, el foro donde son tomadas las decisiones escolares desde su fundación en 1921 de la mano del filósofo de la educación A.S. Neill, aceptaron a cambio ser inspeccionados de forma periódica.El pacto supone una victoria en toda regla para Summerhill, que ha sido amenazada de cierre en cuatro ocasiones desde 1990. La directora, hija de Neill, había recurrido la decisión gubernativa de forzar al alumnado a acudir a clase porque ello vulneraba la filosofía misma de un centro abierto para educar "en libertad y sin miedos". Cuando ayer los cerca de 60 inscritos, entre 6 y 16 años, aseguraron su futuro pactando con Educación, las emociones no pudieron contenerse por más tiempo. David Blunkett, titular de Educación, aceptó ayer que la escuela tiene derecho a preservar una "filosofía educativa distinta a las demás porque aspira a seguir siendo libre e internacional". Zoe Readhead se dio por su parte por satisfecha cuando el ministro aseguró que no obligaría a nadie a ir a clase, "contraviniendo las enseñanzas de Neill". Cuando los inspectores oficiales visiten de nuevo la escuela en 2004, se les entregará un informe sobre la evolución del alumnado, cuya opinión será escuchada por el Gobierno a partir de ahora.