San Epafrodita
Se tenía el mes de marzo como el favorable a los machos cabríos y el de buenaventura para los brujos. El cabrón, que era envidiado por muchos humanos por disponer de extenso harén, fue un animal sagrado -destinado a los sacrificios- para los pueblos ganaderos del Mediterráneo, divinidad fecundante de rebaños y cereales. Se personificó en los dioses de la natura Dionisos, Pan, Sátiro o Fauno. Encarnó el vigor sexual entre los egipcios. ¡Menudo currículo para pasar desaparecido a los inquisitivos ojos inquisitoriales! Al menos, asumía los males y culpas del pueblo elegido de Israel y se dejaba abandonar en el desierto a merced del Diablo -del griego, diabolos, calumniador-, como cabrito expiatorio.Como tocaba, el sugerente tótem fue demonizado -del griego daimon, divinidad, espíritu- por el cristianismo, a causa de su simbolismo y de la exaltación de los placeres, el vino y el sexo, propios de su culto. La Iglesia lo identificó con Satán -el significado de "cabronada" nos da idea de la eficaz campaña en contra- y lo hizo presidente de aquelarres. Esta luna llena de Primavera y hoy, día de san Epafrodita -en griego, hechicero-, imposible obispo de Tarragona, era tiempo propicio para los másters de brujo.
Para matricularse eran condiciones el pacto satánico, la renuncia al bautismo, no pronunciar nunca el nombre de Dios -imposible para san Deogracias, un obispo de Cartago como toca: lo dio todo y convirtió iglesias en dormitorios de necesitados, en el 457-, firmar con sangre en el libro de Lucifer -de quien huía la rica romana santa Lea, llegando a Belén, en el 383, mucho antes que el Papa que hoy va de cuevas-, y tener trato carnal con un diantre de formas femeninas, eso debió ver san Pablo, que abandonó, recién casado, a su mujer: San Pau de Narbona, que és casat i no té dona.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.