Un encuentro mundial debatirá en Valencia la pérdida de sentido del arte actual y su futuro
Fue un acto consecuente con su objeto de estudio. La presentación del Encuentro Mundial de las Artes, que se celebrará en Valencia y reunirá en octubre a prestigiosos especialistas de diversas disciplinas artísticas, se convirtió ayer en un interesante debate sobre si el arte actual vive un momento de crisis, de pérdida de sentido, o de esplendor. El secretario general de la Agencia Europea de la Cultura, José Vidal-Benyto, es el director del Encuentro, organizado por la directora general de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, y auspiciado por la Unesco y la UE.
Presidían también el acto el conservador del Museo Thyssen, Tomás Llorens, el filósofo Francisco Jarauta, el bailarín y coreógrafo Víctor Ullate, el presidente de la Asociación Española de Historiadores de Cine, Julio Pérez Perucha, el presidente de la Asociación Española de Directores de Escena, Juan Antonio Hormigón, y el futuro director de la Bienal de las Artes que se celebrará en 2001 en Valencia, Luigi Setembrini.En su intervención, Ciscar planteó la pregunta de "hacia dónde va el arte actual" como una cuestión fundamental del encuentro interdisciplinar que tiene voluntad de continuidad y que contará con personalidades como Emir Kusturica, Wim Enders, Yoko Ono, Peter Greenaway, Bob Wilson, Pistoleto y Gillo Dorfles, entre otros muchos nombres que irán anunciándose. Sólo la literatura, al tener numerosos foros de debate, no formará parte del programa, integrado por las artes plásticas y gráficas, audiovisuales, escénicas y musicales.
Vidal-Beneyto, por su parte, reivindicó la cultura como "antídoto" contra la "mundialización y homogenización" inoculadas en todos los campos, y criticó la atonía que producen ambos fenómenos en las artes, por lo que destacó la oportunidad del debate sobre estas materias.
Pero fue la intervención de Tomás Llorens la que produjo más reacciones. El primer director del IVAM habló de situación de crisis de lo público, de una disgregación que "amenaza la función intrínseca de la creación, que es la función educativa y formativa". Situado entre el público, Ramón Luis Acuña replicó que nunca antes había habido tanta difusión del arte, y que, en todo caso, se trata de una "crisis de crecimiento", mientras que el pintor José María Yturralde apuntó la gran actividad museística e indicó que en al arte el problema no es de defecto sino de exceso, además de aludir a su conversión en "generador de espectáculo". Tomás mostró su satisfacción por la multiplicación de actividades artísticas, pero que el problema no es cuantitativo, sino de falta de conocimiento. Consideró muy preocupante la falta de conciencia crítica y la pérdida de la aspiración de la trascendencia del arte.
En un sentido parecido se había pronunciado Pérez Perucha, quien criticó la uniformidad y banalidad del cine, convertido en "consumo ocasional", y lamentó la "desaparición" del papel de los críticos. Jarauta se refirió a la profunda "estetización de la cultura" a partir del mayo del 68, de la mercantilización del arte, y de los nuevos estandares culturales, que no parten del etnocentrismo.
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