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El PNV aborda la renovación de sus ejecutivas regionales que culminará el 20 de mayo

El PNV reanuda el proceso de renovación de sus cargos dirigentes, interrumpido a causa de las elecciones, e inicia esta semana un proceso de dos meses para elegir las ejecutivas territoriales. A diferencia del debate de enero, el de ahora se producirá con la tregua de ETA probadamente rota, el Gobierno en minoría y los resultados de las elecciones del día 12, con la amenazante cercanía del PP, como telón de fondo. La sustitución de los presidentes de Guipúzcoa y Vizcaya viene obligada por la incorporación de los anteriores al EBB, pero es en Álava donde se vislumbran problemas.

El proceso que culminará el 20 de mayo habrá durado diez meses desde la convocatoria, en julio, de la asamblea general de enero pasado. El periodo que se abre ahora afectará a las organizaciones teritoriales, que deben elegir a sus consejos ejecutivos y, en listas separadas, a los presidentes regionales. Su incorporación completará hasta los 14 miembros un EBB que ahora cuenta con 9 electos, incluido su presidente, Xabier Arzalluz.El cambio en las presidencias de Vizcaya y Guipúzcoa viene obligado por la incorporación directa al máximo órgano ejecutivo del PNV de sus anteriores titulares, Javier Atutxa y Joseba Egibar, respectivamente. Aunque Vizcaya, el territorio de más peso en el PNV, tiene más tradición en la contienda entre listas alternativas, esta vez la promoción del parlamentario Iñigo Urkullu como presidente de la ejecutiva vizcaína parece establecida desde hace meses.

En Guipúcoa el relevo de Egibar está garantizado en la persona de alguno de sus inmediatos colaboradores del Gipuzku Buru Batzar, entre los que destaca el también diputado en Vitoria, Juan María Juaristi. Fuentes de la actual ejecutiva en este territorio apuntaron a la casi seguridad de que habrá una única candidatura, como ha venido siendo la tónica general. Sí habrá, predicen las mismas fuentes, cambios en las personas. "Más jóvenes y más mujeres", afirman.

Fricciones en Álava

El relevo en Álava no tiene una exigencia del mismo tipo, pero lo pide a gritos gran parte de la organización alavesa del partido, expulsado del poder institucional por el triunfo del PP en las elecciones locales de junio de 1999. El descontento con la gestión del veterano presidente, José María Gerenabarrena, eleva cada vez más voces en favor de un cambio drástico en el funcionamiento de la ejecutiva del territorio. Hay quien afirma conformarse con tan sólo "algún funcionamiento", para dimensionar el desbarajuste de los últimos años.

El Araba Buru Batzar se encuentra prácticamente en cuadro, con no más de ocho personas acudiendo regularmente a sus reuniones semanales, de las quince que lo componen. Las críticas a la gestión del presidente se han incrementado hasta hacerle responsable tanto del desgobierno interno del partido, como de su nula proyección social, una vez privado de sus anclajes en el poder institucional. Su última batalla perdida ha sido la de los compromisarios para la Caja Vital.

La filtración, la semana pasada, de una información según la cual el EBB habría pedido a Gerenabarrena su continuidad al frente de la ejecutiva alavesa ha sido considerada por sus oponenctes como una maniobra de su entorno: se trataría de hacer de su candidatura un hecho consumado, ante el que nadie se atreva a plantear alternativa, para no crear la imagen de un conflicto interno.

Fuentes de la ejecutiva del PNV negaron tajantemente a este periódico que el EBB haya pedido a su presidente alavés continuar en el cargo. Otras fuentes añaden que, más bien al contrario, José María Gerenabarrena habría sido sondeado por el propio Arzalluz sobre su disposición al relevo, a lo que él habría respondido vinculando el momento de su marcha con la del presidente del EBB, cuyo mandato se renovó en enero por cuatro años más.

Aunque es en Álava donde más voces críticas se han alzada contra la estrategia de Lizarra, la deriva soberanista del partido y el abandono del Estatuto, los opositores a Gerenabarrena se esfuerzan en disuadir lecturas de discrepancia política en este proceso interno.

Las fuentes consultadas coinciden en señalar al "desastre" orgánico como causa de la necesidad del relevo en la cúpula. Entienden que se ha dejado deteriorar la organización hasta hacer el partido invisible a la sociedad, una vez privado de las tribunas del poder. La cautela mantenida en busca de un relevo no traumático puede romperse en breve, si Gerenabarrena se presenta con una candidatura alternativa, todavía no fraguada, pero en cuya búsqueda trabajan elementos relevantes de la organización.

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