"A este partido hay que darle la vuelta como a un calcetín"
Francisco Vázquez, 17 años en la alcaldía de A Coruña y 22 en el Congreso. Ahora, por incompatibilidad de cargos, es senador "con un 2,35% de votos más" que los de su partido. Se postula como representante del sector "del sentido común" y cree que la renovación del PSOE pasa por apostar por lo nuevo y volver a las esencias de lo social y de la vertebración de España.Pregunta. Su propuesta de que la gestora esté integrada por los presidentes autonómicos y coordinada por Manuel Chaves ¿no es apostar un poco por lo de siempre?
Respuesta. No; es una propuesta institucional y la garantía de que no se va a producir una voladura controlada del partido, que tiene seis Gobiernos autonómicos, 3.000 ayuntamientos y casi ocho millones de votantes. La catarsis tiene que ser de ideas, ordenada y tranquila, y no de personas. A los únicos que hay que eliminar es a los responsables de las derrotas, a los que las urnas no han renovado.
P. ¿Es necesaria una refundación del PSOE, un congreso como el de Suresnes?
R. Más bien como aquél en el que renunciamos al marxismo y nos adaptamos a la sociedad real. Hay que darle la vuelta al partido como a un calcetín. Hemos sido más conservadores que el PP. Nos hemos quedado obsoletos y anclados en el proyecto de 1982 en ideas como las pensiones o la Seguridad Social. Y le hemos dejado el espacio del centro libre al PP. En España no hay un centro fuerte como en Francia, un colchón entre derecha e izquierda. Hay un electorado muy móvil que decide según cómo le va con el Gobierno de turno y las alternativas que se presentan.
P. ¿Y el PSOE no?
R. Hemos perdido nuestro referente de partido único para toda España. Hemos confundido al electorado con una política de alianzas a veces incoherentes, decididas por las federaciones, y le hemos dado excesiva importancia al debate territorial en contra de la historia del PSOE, en lugar de lo social. El gran triunfador ha sido Jaime Mayor, que impone una estrategia que conecta con el hartazgo de muchos sectores sobre las discusiones permanentes sobre federalismo y soberanía y que han buscado una opción mayoritaria que hiciese perder protagonismo a los nacionalismos. Habrá quien piense incluso que el contribuyente se ha ahorrado los 400.000 millones que exigía CiU.
P. ¿Considera que deberían continuar los pactos con IU?
R. Yo no fui muy partidario de hacerlos. Los acuerdos, con el centro o la izquierda, deben ser de gobernabilidad. Construir un discurso socialdemócrata vinculado al PCE, hablando en plata, sería un error. Soy partidario de un proyecto autónomo, con voluntad hegemónica, de liderazgo, no de dominación. Prefiero un pacto con esa sociedad rica y plural de los ecologistas, las ONG...
P. ¿Quién debería dirigir esa renovación?
R. Hay mucha gente, dentro o fuera de las instituciones. Pero tendrá que ser elegido por la militancia, no por acuerdos entre sectores, para que no pase lo que pasó. Yo me pongo a disposición del partido para arrimar el hombro, pero quiero seguir de alcalde.
P. Pero tendrá que ser alguien conocido de todos.
R. Tenemos más de un siglo de historia, no hace falta poner anuncios. Lo que hace falta es un equipo que vaya construyendo una alternativa, ir pensando en las municipales y autonómicas de 2003 y dialogar con el Gobierno, si es sincero en su oferta, para cerrar con generosidad el encaje de las llamadas nacionalidades históricas.
P. ¿Sería descabellada una vuelta de Felipe González?
R. Felipe sigue siendo uno de los principales activos. Ahora guarda un silencio significativo que interpreto como un deseo de no influir en estos primeros pasos. Yo creo que tiene unas ideas más jóvenes y renovadoras que muchos de los actuales dirigentes.
P. ¿Pero podría volver o no?
R. A la secretaría general tiene que ir quien quiera ir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.