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Gobierno estable

La estabilidad de un gobierno es uno de los valores que más reconoce y premia la ciudadanía cuando debe ir a votar. Así ha sido generalmente en todas las elecciones desde 1979 y así ha sido en estas últimas. Al elector no le gustan los riesgos, los saltos al vacío ni tampoco los partidos que no ofrecen estabilidad ni seriedad. Por eso siempre ganará aquel partido que, por encima de otros aspectos, es capaz de dotar de estabilidad al gobierno de turno y a la vez sabe transmitirla a los electores.Estamos a ocho días de los resultados electorales y ya es manido el término "terremoto electoral" utilizado para definir las elecciones generales. Igualmente, no es ninguna novedad afirmar a estas alturas que el sólido terreno político y electoral en que se situaba el PSOE se ha movido también en Andalucía. Con los datos y cifras en la mano las elecciones andaluzas del 2000 aportan la novedad de indicar que el PP podría ganar en unas próximas elecciones autonómicas. Y digo en condicional "podría" porque no está escrito que las pueda ganar. ¿De qué dependerá? Básicamente de dos partes: de los aciertos del partido de Teófila Martínez durante los próximos tres años y de la actuación del futuro gobierno de Manuel Chaves.

De ahí la importancia que, como nunca, adquiere la constitución del tipo de gobierno que decida formar Chaves y el PSOE andaluz. La necesidad de contar con un aliado parlamentario le obliga a negociar con dos formaciones en absoluta crisis postelectoral. IU atraviesa uno de sus infinitos trances endogámicos, en la peor de las posibles situaciones y con el síndrome de la lucha interna entre sus dirigentes. Por otro lado, el PA ofrece el espectáculo de un partido de cuatro dirigentes en permanente conflicto de intereses personales. Hoy por hoy, tampoco el PA ofrece la estabilidad necesaria para emprender cuatro años de gestión ilusionada y renovada capaz de ofrecer un modelo alternativo distinto al Gobierno del PP en España. Y sin embargo, para Chaves y para el PSOE es decisivo conformar un gobierno sólido, prestigioso, dialogante y dotado de capacidad. He aquí un buen problema para resolverlo políticamente.

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