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Italia aprueba una batería de medidas para evitar un descontrol de la inflación

El temor a que el aumento de la inflación deteriore la delicada situación de la economía italiana, que comienza, tras un largo periodo de letargo, a recuperarse, decidió ayer al Ejecutivo de centro-izquierda a aprobar una serie de "medidas antiinflación". El paquete incluye una nueva reducción del impuesto de la gasolina, así como el control de los precios de agua, luz, billetes de autobús y metro y hasta de ferrocarril para evitar que se disparen por encima del objetivo previsto de inflación, que se ha fijado en el 2% para el año 2000.

Italia cerró el año pasado con una inflación del 2,1%, que se ha incrementado hasta el 2,4% a comienzos de este año, básicamente por el incremento del precio del petróleo, lo que ha desatado de nuevo los miedos a unos precios descontrolados como en el pasado.El paquete de medidas, que el lunes será presentado a los sindicatos, incluye también la "congelación" durante un año de las tarifas del seguro del automóvil. Además, los buenos conductores (aquellos con menos accidentes) se beneficiarán de una reducción fiscal de un punto en sus pagos a las aseguradoras. Asímismo, el Ejecutivo se compromete a acelerar la venta de las centrales eléctricas.

Antes de anunciar ayer este paquete de medidas, que algunos contrincantes políticos calificaron rápidamente de "electoralistas", el primer ministro, Massimo d'Alema, había reclamado la colaboración de todas las partes ante la posibilidad "de posteriores intervenciones para impedir que se consolide la tendencia inflacionista que no encuentra motivos en la base de nuestra economía", había dicho el líder ex comunista.

De momento, los tres grandes sindicatos, a los que se presentarán con mayor detalle las medidas el próximo lunes, han acogido favorablemente la iniciativa del Ejecutivo. El secretario general de la CGIL, Sergio Cofferati, se había apresurado a invitar al Gobierno "a defender el poder adquisitivo de los salarios" y a controlar de forma más incisiva y creíble la acción de los "carteles ocultos" que, según Cofferati, condicionan los precios y las tarifas, sobre todo en los sectores de banca y aseguración.

Sus compañeros de CSIL, Sergio d'Antoni, y UIL, Pietro Larizza, se sumaron ayer al coro aprobador, aunque D'Antoni, un líder particularmente crítico con el Gobierno, lamentó el retraso del Ejecutivo a la hora de tomar unas medidas "que llevábamos mucho tiempo reclamando", dijo. Larizza había urgido al ministro del Tesoro, Giuliano Amato, a actuar cuanto antes, ya que "si no se toman medidas, la única variable dependiente será la de los salarios de los empleados, mientras los precios y las tarifas son independientes".

Bajada de impuestos

La decisión de reducir más el impuesto a la gasolina ha sido vista con escepticismo por algunos economistas. Paolo Savona, un prestigioso experto, se apresuró ayer a matizar el alcance de la decisión gubernamental. "La mejor medida de todas sería una política de liberalización del mercado", dijo.

Dentro del Ejecutivo, el ministro de Finanzas, Vincenzo Visco, ha sido el más cauteloso a la hora de adoptar esta medida, por considerar que la desgravación debería ser muy limitada para evitar que el precio del carburante se aleje del precio real del crudo.

El plan de medidas anti-inflacionistas recoge una nueva reducción del impuesto de la gasolina (de 40 liras a 50 liras, es decir unas cuatro pesetas más). El Gobierno acordó ayer que el Ministerio de Industria y el Comité Interministerial para la Programación Económica (CIPE) vigilarán la evolución del carburante y podrán intervenir en el proceso de formación del precio de la gasolina.

El decreto anti-inflación prevé un mecanismo conocido como "price-cap", consistente en fijar un umbral máximo para las tarifas de determinados productos y que coincidirá con la previsión de inflación. En concreto, se aplicará ese límite a las tarifas de los transportes ferroviarios y marítimos, las autopistas, el agua y el canon que los italianos pagan para el mantenimiento de la televisión pública.

Además de estas iniciativas de contención de precios, el Gobierno italiano se comprometió ayer a acelerar la venta de las centrales de la todavía compañía eléctrica estatal Enel, con lo que se pretende dar un espaldarazo a la liberalización del sector.

La Cofindustria (patronal italiana) consideró ayer "positivas", algunas de las iniciativas aprobadas por el Ejecutivo, como la relativa a las centrales eléctricas y a las desgravaciones fiscales. El director general de la patronal, Inocenzio Cipolletta, se mostró más crítico, sin embargo, con la decisión de intervenir en los precios de las aseguradoras y tarifas de servicios de utilidad pública.

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