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- CHÓFERES JURADOS

GENTE

Turquía vive estos días inmersa en el éxodo vacacional propiciado por la Fiesta del Sacrificio, rito religioso del mundo musulmán que consiste en degollar corderos y otros animales para ganar el perdón divino y que este año permitirá a fieles e infieles disfrutar de nueve días de vacaciones oficiales. Una vez degollado el cordero, los turcos se precipitan invariablemente hacia las playas de la costa mediterránea, colapsando carreteras y exhibiendo su temeraria forma de concebir la conducción de vehículos. Kamil Koç, una de las principales empresas de transporte público en el país, ha decidido reunir a todos los conductores de autobús de la compañía y obligarles a realizar un solemne juramento. Con una mano en el corazón y la otra sobre el carné de conducir, los chóferes han jurado adoptar una conducta precavida, respetar pacientemente las señales de tráfico y encajar con estoicismo los enardecidos modales de sus congéneres al volante. Y es que toda precaución es poca en un país que goza de uno de los peores índices de siniestralidad del mundo en las carreteras, con un número de accidentes de tráfico cinco veces superior al registrado en países europeos como Reino Unido, Francia o Alemania. El desaforado comportamiento de los turcos al volante ha obligado al presidente de la República, Suleyman Demirel, a hacer un llamamiento público a la calma. "Quiero recordar a toda mi gente que obedecer las normas de tráfico es un deber ciudadano", sentenció recientemente el presidente en un esfuerzo por refrescar la memoria cívica de este pueblo tan proclive a ignorar las reglas básicas sobre el asfalto.-

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