La inflación alcanzó en febrero el 3%, la tasa más elevada desde diciembre de 1996
Mal dato de inflación para estrenarse tras elecciones. El índice de precios al consumo (IPC) se situó en el 3% en febrero pasado respecto de un año antes, tras subir una décima sobre enero. Ese 3% es el nivel más alto desde diciembre de 1996 y supone un punto más de lo previsto por el Gobierno para final de año y del límite fijado por el Banco Central Europeo (BCE). La causa principal está en los carburantes (2,5% de subida en febrero) y en el turismo (0,6%) que no han compensado el descenso de los alimentos frescos (1,6%) y el teléfono (3,6%). En plena negociación colectiva, el repunte de los precios avala las demandas sindicales por lo que el Ministerio de Economía insistió ayer en reclamar moderación salarial.
Pasada la euforia electoral, la realidad de cada día aporta un mal dato: la inflación se coloca en el 3% en febrero, lo que no es un buen punto de partida para la legislatura que va a empezar. Aún queda mucho para que termine el año, pero el Índice de Precios al Consumo (IPC), según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), está un punto por encima de lo previsto para todo el año tras elevarse una décima en febrero pasado respecto de enero.Esa tasa del 3% es la más elevada desde diciembre de 1996 (3,2%) y supone que se ha retrocedido más de tres años en la lucha contra la inflación. La perspectiva es poco alentadora si se tiene en cuenta que el objetivo del Gobierno para final de año es el 2%. Ésta es, además, la frontera que ha fijado el BCE para los países del euro, que España no ha dejado de rebasar desde marzo del pasado año.
En febrero de 1998 la inflación estaba en el 1,8% y, un año después, ha escalado hasta el 3%. En el camino, lo que hay son una serie de medidas escasamente eficaces a la vista de los resultados y una nueva y prolongada crisis del petróleo. El precio del barril de crudo brent ha aumentado un 171,2% en el último año.
Si desde 1997 los bajos precios del petróleo permitieron conducir la inflación hasta un mínimo histórico del 1,4% en diciembre de 1998, a partir de abril del año siguiente ha sido ésta la principial causa de que se haya llegado al 3% en febrero pasado. La crisis, junto a la debilidad del euro, ha afectado a todos los países de la UE, pero España ha aumentado más rápidamente sus precios.
Esta losa ha vuelto a pesar sobre la inflación en febrero que acusa la subida de cinco pesetas en el precio de las gasolinas en ese mes. El capítulo de carburantes y combustibles aumentó un 2,5% en febrero en relación a enero y acumula una subida del 21,2% en el último año. Un producto como el gas natural y el gasóleo de uso doméstico, ha subido el 1,2% en febrero y un 7% en el año.
Esta situación contamina todo el engranaje económico, castiga los bolsillos de una mayoría de ciudadanos y, de paso, llena las arcas públicas a través del IVA y los impuestos especiales. Si en la reunión de la OPEP del próximo 27 de marzo no se pone remedio -y no parece que se vaya a volver a los nueve dólares por barril de hace dos años frente a los casi 29 actuales- seguirán los problemas de inflación.
Tampoco parece que la lluvia fina, que tan buenos resultados electorales ha dado al PP, esté sirviendo para regar los campos. La sequía es otra de las amenazas para la inflación en los próximos meses, si bien las importaciones masivas de carne de cordero y de pescado han permitido en febrero casi compensar las subidas en los combustibles y el sector servicios. El cordero ha bajado un 12,5% en febrero y el pescado, un 7,6%. En conjunto, los precios de la alimentación han caído un 0,5% en febrero y, en concreto, un 1,6% los productos frescos.
Baja la inflación subyacente
La denominada inflación subyacente (sin contar los precios de los alimentos frescos y de la energía) ha vuelto a subir en febrero, dos décimas, y ha situado la tasa de los últimos doce meses en el 2,2%. Esto supone una décima menos que el mes anterior -el único dato positivo- a pesar de que la inflación del sector servicios ha aumentado tres décimas en febrero y un 3,2% en el último año.
En el origen de esta subida está, otra vez, el sector del turismo. Al coincidir con la semana blanca, los precios del turismo y la hostelería han subido seis décimas en febrero y acumulan un 4% en los últimos 12 meses. También ha subido la educación infantil y básica obligatoria (un 1,9% en febrero y un 4,7% respecto de un año antes) y los servicios médicos y similares (0,7% en febrero y 3% en el último año). Sin embargo, ha bajado el teléfono (un 3,6% en febrero y un 7% en el año).
El secretario de Estado de Economía en funciones, Cristóbal Montoro, calificó la subida de los precios de "puntual" -mejor dicho, coyuntural- y alertó sobre el riesgo de que la sociedad española la perciba como "estructural". Todo ello para terminar con la socorrida recomendación de que los salarios deben moderarse e ignorar en qué nivel de inflación estamos.
Por el contrario, para los sindicatos UGT y CC OO son los empresarios quienes deben moderar sus precios. Según UGT, el resultado de la inflación en febrero "resta credibilidad a la previsión del Gobierno" para el año (el 2%), por lo que se reafirma en reivindicar un 3% de subida salarial con cláusulas de revisión.
Hasta enero pasado, los aumentos salariales recogidos en los convenios arrojan una media del 2,8%, cuatro décimas más que durante 1999. Se entiende así que los sindicatos han empezado a tomar nota de que el pasado año unos seis millones de trabajadores perdieron poder adquisitivo al superarse la inflación prevista. CC OO advierte de que si los empresarios no contribuyen a reducir los precios se replanteará "los criterios manejados hasta la fecha".
La patronal CEOE mostró su confianza en que los países productores de petróleo acuerden aumentar la producción, lo que haría bajar sus precios y que la inflación española se acerque a la europea. El servicio de Estudios del BSCH vaticina un descenso de la inflación a partir de marzo, pero calcula que a final de año se situará entre 2,3% y el 2,8%.
Desde el PSOE, el diputado Luis Martínez Noval criticó que el Gobierno se haya desviado ya un 50% sobre su objetivo de inflación. Lo más preocupante, en su opinión, es que "nos separamos cada día más de las tasas de los países de nuestro entorno" y eso "conduce a una pérdida de competitividad, como refleja el deterioro de la balanza comercial".
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