_
_
_
_

El Madrid sobrevive por los pelos

El Dinamo puso en gravísimos apuros al equipo de Del Bosque, preso de numerosos defectos

El Madrid sacó el mejor resultado posible de un partido que se le complicó extraordinariamente. Lo que comenzó como un duelo apacible, terminó por convertirse en un asunto de locos, sin control, puramente emotivo, que es lo que pretendía el Dinamo. El Madrid, que se vio fuera de la Liga de Campeones, consiguió reparar el descosido con un tanto de Roberto Carlos que puede tener un valor inmenso para el futuro de un equipo preso de errores dificilmente justificables.El partido dejó ver los vicios y algunas de las virtudes del Real Madrid. Prevalecieron los vicios porque de lo contrario no se entiende su desplome frente a un equipo con defectos muy evidentes. Es cierto que el Dinamo de Kiev no resulta homologable en muchos aspectos. Según Del Bosque se trata de un equipo anárquico, dificilmente descifrable para los equipos españoles. Algo de eso hay. El Dinamo puso la misma cantidad de defensas que de delanteros. Su centro del campo apenas estaba sostenido por Gusin, convertido en eje de todo lo que sucedía en el Dinamo, tanto para atacar como para defender. El caso es que el Madrid entró en un partido extraño, con grandes facilidades para progresar hasta el área contraria y con mucho desasosiego en los contragolpes del Dinamo, rápidos y amenazantes. Aunque para amenazas, ninguna como un córner o una falta desde los costados. En esas cuestiones, el Madrid es un ruina. El tanto del empate del Dinamo actuó a modo de recordatorio del fracaso madridista para desactivar este tipo de jugadas.

REAL MADRID 2DINAMO DE KIEV 2

Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Geremi (Iván Helguera, m.71), Redondo, Guti, McManaman (Meca, m.61); Raúl y Morientes.Dinamo de Kiev: Shokovski; Mamedov, Gerasimenko, Golovko, Nesmachni; Shatskikh (Kardash, m.46), Jaskevich, Bialkevich, Gusin; Rebrov (Kostyuk, m.78) y Demetradze. Goles: 1-0. M.13. Penalti por zancadilla de Gerasimenko a Morientes. Raúl marca por la izquierda del portero. 1-1. M.41. Córner a favor del Dinamo que Jaskevich, sin que nadie le moleste, cabecea desde dentro del área pequeña. 1-2. M.56. Demetradze se escapa por la derecha y su centro lo desvía Hierro a su propia portería. 2-2. M.72. Falta que lanza Roberto Carlos y Shokovski se traga su disparo. Árbitro: Alain Sars (Francia). Amonestó a Salgado y Hierro. Unos 45.000 espectadores en el Bernabéu. Casillas detuvo un penalti lanzado por Rebrov en el minuto 14 (por falta de Salgado a Demetradze), y en el 24, Shokovski desvío uno lanzado por Raúl.

Más información
El público del Bernabéu se rinde ante Iker Casillas

Como casi siempre ocurre frente a los equipos rusos o ucranios, no parecían existir dudas sobre la superioridad del Madrid, que comenzó el encuentro con decisión y poderío. El juego se desarrolló tan cerca de la portería del Dinamo que el gol se hacía inminente. Se sucedieron las ocasiones, pero el tanto llegó de penalti, tras un excelente regate de Morientes a Gerasimenko. En ese instante comenzó el calvario madridista. Un minuto después Casillas detuvo un penalti a Rebrov. El partido se convirtió en un ida y vuelta de muy mal augurio para el Madrid. Nada le convenía menos que un encuentro descontrolado, y en eso derivó el juego, especialmente en el segundo tiempo.

El efecto del empate resultó devastador para el Madrid, con una consideración añadida: adquirió todas las emociones que se suponen en una de las célebres noches europeas. El ambiente se hizo cada vez más ruidoso ante la emoción que cobró el partido. De repente, el público se enganchó. No le quedó más remedio ante el curso de los acontecimientos, que fueron temibles para el Madrid. El viejo Lobanovsky dispuso un movimiento decisivo en la segunda parte. Se percató de la querencia de Roberto Carlos por las incursiones y el abandono de la banda izquierda madridista. Hacia allá se trasladó el supersónico Demetradze, un galgo que comenzó a causar estragos. Una de sus escapadas no pudo ser detenida por Karanka, que acudió a tapar el boquete que dejó Roberto Carlos. Llegó tarde y el extremo del Dinamo prosiguió como un avión. Su centro provocó un ataque de nervios. Hierro se lanzó con todo para interceptarlo. No lo consiguió. El central, que vive tiempos difíciles, introdujo el balón en su portería. Chamartín cayó en el estupor. Un partido que se presumía cómodo se convirtió en una pesadilla.

El juego enloqueció definitivamente. El Madrid no había conseguido imponerse a través de la cordura. Le fallaron muchas cosas. Los dos extremos fracasaron. McManaman, que sabe jugar, no se escapó de nadie. Geremi, que no sabe jugar, se aturulló como acostumbra. Tuvo la oportunidad de poner por delante a su equipo en un remate franco, con toda la portería libre, pero el hombre no entiende de sutilezas. Golpeó de manera muy fea al balón y lo envió al banderín de córner. La gente no entendía nada. Poco después le despidió entre silbidos. Qué menos.

Tampoco Guti supo aprovechar sus oportunidades como volante de ataque. Nunca llegó al área para rematar, para aprovechar los espacios libres, para sacar rendimiento del seguidismo de los defensas del Dinamo hacia Raúl y Morientes. El jaleo fue monumental. El Madrid decidió reponerse con coraje, y casi le valió. Roberto Carlos empató en un error clamoroso del portero y la gente lo interpretó con alivio porque los últimos minutos fueron una moneda al aire. Y el Dinamo estuvo cerca de quedarse con ella.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_