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Entrevista:

LUIS SHEKER Microcirujano "La única limitación al trasplante de mano es la regeneración nerviosa"

En septiembre de 1998 un equipo de Lyón realizó el primer trasplante de mano de cadáver a vivo. Otro equipo de Kentucky, en EE UU, estaba listo desde hacía tiempo para realizar la misma operación. Dos miembros de ese equipo, los cirujanos Luis Sheker y Warren Breidenback, que hace un año trasplantaron con éxito la mano de un cadáver a un hombre que había perdido la suya, han asistido al XIV Curso de Microcirugía que ha organizado la Mutua de Accidentes de Zaragoza (MAZ) y que ha reunido a más de 100 especialistas en reimplantación de miembros. Un discípulo de Sheker, Pedro Marquina, es el director del equipo de microcirugía de la mutua, un centro que en dos décadas ha realizado más de 300 reimplantes de dedos, manos y partes de brazos, y que está en condiciones de dar el salto al trasplante.

Pregunta. ¿Cómo se plantearon trasplantar una mano de cadáver?

Respuesta. Partimos de las investigaciones del doctor Ren de 1997, que había experimentado con cerdos. En 1998 teníamos una serie de pacientes idóneos que habían sido evaluados desde el punto de vista psicológico, porque es muy impresionante para cualquier ser humano vivir con la mano de un cadáver y el paciente debe estar muy preparado. Luego, hay que suministrarle inmunodepresores. Hicimos el trasplante en 1989 y la ventaja fue que los síntomas de rechazo aparecieron en la piel en las primeras 24 horas, de modo que pudimos aplicar más medicación y frenar el rechazo

P. ¿Nos acercaremos al mito de Frankenstein?

R. Bueno, puede ser muy parecido. No sólo se pueden trasplantar las manos; también los hombros, las caras. No es ciencia-ficción; es una posibilidad técnica real. El obstáculo es psicológico.

P. ¿La reparación no es más propia de la cirugía plástica?

R. No es igual. Se repara usando parte de la piel o de otras partes del cuerpo, pero no se implantan los huesos. Es un peldaño más de una escalera que sigue subiendo.

P. La mutua de accidentes de Zaragoza es un centro pionero en reimplante de miembros. ¿Está preparado para trasplantar miembros de un cadáver?

R. Sí. Técnicamente están preparados para hacerlo. Sólo necesitan el donante y el receptor. El doctor Pedro Marquina ha hecho contactos con los equipos de trasplante. Los medicamentos que utilizan son los mismos que se usan para los trasplantes de riñón, que se hacen en España a diario. Pero hay que seguir las pautas. No es sólo saber si hay un donante y si el receptor está listo. Los aspectos psicológicos del receptor deben tenerse muy en cuenta.

P. ¿Es indiferente el tiempo que lleve el paciente sin su miembro?

R. Depende. El doctor Marquina ha trabajado en los últimos tiempos en la preparación del paciente. Los casos de amputación de mano no reimplantable están preparados. Ha suturado los tendones hacia la parte distal. De esta forma los músculos pueden hacer contracciones isométricas [contraer los músculos sin mover la mano]. Lo único que hay que hacer es tenerla preparada para ese trasplante. Se prepara el muñón, se fijan los tendones y se deja el material preparado para el trasplante. Eso, en la mutua, ya está hecho.

P. ¿Cómo es la operación?

R. Dura de 12 a 24 horas y no hay necesidad de dormir al paciente. Se hace una anestesia regional, en el plexo branquial.

P. Ustedes han hecho sólo un trasplante y no han repetido.

R. Hay que saber cuál es el paciente adecuado. Estábamos listos en 1998, pero debíamos encontrar al receptor adecuado. Esto no es una carrera. Ahora tenemos una lista de 200 personas y debemos saber quién es el adecuado para hacer el siguiente.

P. ¿Tanto tiene que ver la actitud del paciente?

R. Sí. La mano que implantamos nosotros era parecida a la del receptor. Se le trasplantó cuando el donante estaba en muerte cerebral.

P. ¿Esta técnica puede acabar con los mutilados de nacimiento?

R. Depende. Si el miembro que falta no tiene representación en el cerebro es difícil, porque no hay conexiones nerviosas en la corteza cerebral. Pero la ciencia está avanzando también en este punto concreto con los injertos de nervios.

P. ¿Funcionan igual los miembros reimplantados del propio paciente que el órgano trasplantado de un cadáver?

R. Sí. Mientras haya irrigación sanguínea, el funcionamiento es el mismo. Lo único que limita la cirugía de la mano es la regeneración nerviosa porque los nervios se regeneran como quieren. Nosotros sólo colocamos los cabos frente a frente, hacemos tensiones para conectar la parte motora a la parte motora y la sensitiva a la sensitiva. Pero a veces hay cruzamientos: si tocas el dedo anular puede que el paciente note el índice.

P. ¿Cuál será el futuro?

R. Pues habrá más tipos de trasplantes. Trasplantes de cara, de hombros. Parece mentira, pero un hombro puede trasplantarse, aunque habrá que cuidar muy bien la elección del receptor. Los niños se recuperan mucho mejor porque tienen una respuesta óptima al trasplante. En general, la mejor edad para este tipo de intervenciones es hasta la mitad de la treintena. A partir de esta edad, la regeneración nerviosa disminuye.

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