La productividad se estanca y los analistas discrepan de sus efectos
Varios economistas cuestionanlos datos oficiales, porque no incluyen la economía sumergida
El intenso crecimiento del empleo que registra la economía española -699.499 nuevos ocupados en 1999- ha provocado un estancamiento de la productividad. El empleo ha crecido un 3,2%, medio punto menos que el 3,7% en que lo ha hecho la economía. La consecuencia ha sido un estancamiento de la productividad de la mano de obra. Aunque nadie cree que la situación sea hoy preocupante para la competitividad de las empresas, algunos expertos afirman que puede llegar a serlo si se mantiene esta senda. Pero otros aplauden que haya un reparto más equilibrado entre el empleo y la productividad.¿Pero, es malo que se cree empleo? Los expertos dicen que no y añaden que se trata de un debate que está cuajando en el mundo académico. Pero algunos señalan que, como la productividad es un cociente entre lo que se produce y el número de personas que lo producen, el tirón del empleo puede traer problemas de competitividad futura.
De hecho, la previsión del Gobierno para este año es que el empleo crezca un 2,2%, por debajo del 3,2% de 1999 y del 3,7% de 1998, según el Ministerio de Economía (ver gráfico). En 1999 se han creado casi 700.000 empleos, aunque este dato incluye los 200.000 empleos aflorados por los cambios en la Encuesta de Población Activa para medir el empleo.
Algunos expertos como el catedrático de Economía de la Empresa Rafael Myro no ven problemas en que se haya moderado la productividad por la mejora del empleo. Para Myro, "es bueno que se consolide un modelo en el que el empleo crezca tanto como la economía". Y añade: "Ésta es la tendencia que empezó en España a partir de 1986 con los gobiernos anteriores y que se interrumpió por la crisis de 1993".
Gemma Bescós, economista de UGT, afirma que no debe haber problemas para que se mantenga esta situación. "Aunque la productividad se esté moderando no pasa nada porque los sindicatos han demostrado una clara responsabilidad a la hora de negociar aumentos salariales y esto contribuye a moderar los costes laborales por cada unidad de producto". Para esta economista, el coste laboral final no sube porque "se ha creado empleo precario. Lo importante no es la productividad", añade, "sino atajar la inflación porque la economía perderá competitividad y se destruirán empleos".
En cambio, Javier Andrés, catedrático de Teoría Económica de la Universidad de Valencia, advierte que el crecimiento actual basado en que el empleo crezca casi tanto como la economía no es sostenible a largo plazo. "El crecimiento económico a largo plazo nunca se puede sostener sobre una productividad baja como la actual. No quiero decir que no sea bueno que se esté creando mucho empleo, pero en España el modelo de crecimiento actual no se apoya tanto en un cambio tecnológico que requiere mano de obra más especializada, sino en la fuerte demanda, que puede agotarse, y en que se emplean trabajadores con bajo salario". Otros economistas, como Joaquín Trigo y Juan Iranzo, tampoco ven problemas en la caída de la productividad casi estancada, pero coinciden en que puede haberlos si no repunta a largo plazo.
Trigo, director del Departamento de Estudios de la patronal Fomento del Trabajo, relativiza la baja productividad actual. "Quizá la estemos midiendo mal porque no todo el mundo trabaja 37 horas". Trigo recalca que pese a la bajada "aparente" de la productividad, la competitividad de las empresas es buena porque ha habido moderación salarial y han bajado los tipos de interés".
Nuevos ocupados
Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), también dice que "el actual crecimiento del empleo es bueno, pero sería preocupante que se perdiera productividad a más largo plazo. Probablemente, no se está midiendo bien la productividad porque no se cuenta la economía sumergida y han aflorado nuevos ocupados por los cambios introducidos a la hora de calcular el empleo. Es importante reducir las cotizaciones a la Seguridad Social y no bajar por ley la jornada laboral para que las empresas sean más competitivas".
Desde el Gobierno, el director general de Política Económica, Luis de Guindos, señala que esta "aparente pérdida de productividad no merma la competitividad de las empresas", que se benefician de la moderación salarial y los bajos tipos de interés. Y pone un ejemplo: "En la recesión de 1993 la economía cayó 1,3 puntos, se destruyeron empleos y la productividad subió. Pero la situación económica era peor que la actual".
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