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Entrevista:ROMÁN GUBERNCATEDRÁTICO Y ENSAYISTA

"Los candidatos han hecho de ésta una campaña 'anti-sexy"

El ciclo de conferencias sobre el individuo moderno que está presentando el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria acogió el viernes a Román Gubern. Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Barcelona y conocido ensayista, Gubern hablo sobre Sensorialidad, conocimiento y conciencia.Pregunta. ¿Qué novedades ha advertido en esta última campaña electoral?

Respuesta. Es la primera ocasión en la que se ha utilizado Internet. Aunque también hay que decir que ha tenido poco eco entre los usuarios, que no están por la labor de consultar estas páginas. Lo que no me extraña porque son poco estimulantes: su presentación es redundante con lo que aparece en la prensa: hay un uso pobre de la imagen. Y en otros medios, se ha seguido más que otras veces una estrategia del mejor postor. Las campañas están basadas en la imagen personal del líder, pero en esta ocasión ha dominado este mercadeo de propuestas, que parece poco serio. La campaña se ha caracterizado por la frivolidad política.

P. También ha llegado un rostro nuevo, el de Francisco Frutos.

R. Es un personaje interesante en esta campaña, que se presenta como anticarismático, sin corbata, que se dirige al obrero. En principio, ha tenido un trabajo importante, que era desactivar la imagen dogmática de Julio Anguita: ha sido el anti-ayatolá y ha tenido que lidiar además con las tendencias que respaldaban a Anguita dentro de su propio partido... Frutos, ciertamente, me ha sorprendido. Le conocía de viejas batallas, desde hace tiempo, cuando milité en el PCE de joven.

P. ¿Qué otros elementos han singularizado la campaña electoral?

R. Ha habido dos escandalosos. Uno, la irrupción, por fortuna, en sordina, de Mario Conde, de un oportunismo descarado, vergonzoso para los anales de la política nacional. Y luego está el asunto de los vascos y catalanes, pieza clave para el futuro gobierno porque evidentemente ningún partido va a obtener la mayoría absoluta.

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P. La campaña ha terminado sin debate televisivo.

R. Han rehuido el cara a cara. Desconozco la letra menuda de las negociaciones de los partidos entre sí y con los medios de comunicación, pero esa ausencia de confrontación directa en televisión es una anomalía grave. Hay que tener en cuenta que los debates traen sorpresas: sólo hay que recordar el cara a cara entre González y Aznar, cuando, contra todas las expectativas, Aznar se comió al entonces presidente del Gobierno.

P. Una característica común a los tres candidatos principales ha sido su falta de carisma.

R. Ninguno de los dos grandes contrincantes es glamouroso. Esto es muy llamativo, porque es verdad que el glamour se acaba adquiriendo -puede que Jordi Pujol para su electorado cuente con ese atractivo; Arzalluz obviamente es carismático, no cabe duda que irradia energía-. Ha sido una campaña anti-sexy. De ahí quizás ese mercadeo que he citado, lo que ha devaluado la seriedad de la campaña.

P. ¿La tendencia hacia la concentración de los medios de comunicación audiovisuales conduce al Gran Hermano de Orwell?

R. Lo que ocurre en España es paralelo a lo que está ocurriendo en el mundo. Eso sí, Orwell se equivocó porque su visión del Gran Hermano era grosera, primitiva, torpe. Lo que está naciendo es el Gran Hermano soft, invisible, porque la concentración mediática conduce a la monocultura. Nos estamos alejando de aquello de "un solo mundo, voces múltiples". Es cierto que todavía queda Internet, que se plantea de forma más horizontal, que es un auténtico vertedero, en el sentido etimológico, donde vierten de igual modo el catedrático de Harvard y el tonto Pepito. La concentración mediática, como principio, me parece dañina para la salud de la democracia.

P. ¿Considera que hay apartados de la realidad que quedan fuera de la atención de los medios de comunicación?

R. Siempre ha habido esa mirada selectiva, pero cuanto más concentración haya más selectiva será la mirada. En mi libro El eros electrónico acuño la expresión la cultura intersticial. El futuro está en esa cultura que cubra los huecos que deja la gran monocultura de los sistemas trasnacionales por intereses comerciales o ideológicos. Ahí están las posibilidades de Internet.

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