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Tribuna:Elecciones 2000
Tribuna
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¿Rehacer el consenso antiterrorista?

La democracia es, ante todo, acuerdo sobre determinados principios que no pueden ser siquiera sometidos a discusión. Afirmar, como se hace con frecuencia, que en democracia se puede discutir todo es un gravísimo error. En democracia se puede discutir "casi" todo, pero no todo. Es la indiscutibilidad de algunas cosas lo que nos permite discutir todo lo demás. Ese mínimo indiscutible es lo que hace que quienes se enfrentan en democracia sean adversarios con los que hay que convivir y no enemigos a los que hay que aniquilar. Es decir, es el presupuesto en el que descansa todo sistema democrático digno de tal nombre. A ese mínimo pertenecen, por ejemplo, los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución.A ese mínimo indiscutible debería "incorporarse" el consenso en la política antiterrorista. Y digo incorporarse, porque la política antiterrorista no forma parte de ese mínimo indiscutible, como lo forma el derecho a no ser condenado sin un juicio con todas las garantías. La tutela judicial es indiscutible como punto de partida. El consenso antiterrorista sólo puede ser indiscutible como punto de llegada. Y sólo puede serlo como punto de llegada, porque no todos los partidos coinciden en la manera de hacer frente al terrorismo. Si todos coincidieran, el consenso sería superfluo. Si es necesario es porque los partidos tienen opiniones diversas sobre cómo hacer frente al terror. El consenso antiterrorista tiene que ser construido políticamente a través de la negociación entre partidos que tienen estrategias distintas. Y tiene que ser preservado políticamente mediante la aplicación leal de lo alcanzado mediante la negociación.

El consenso antiterrorista es, por tanto, difícil de alcanzar y difícil de mantener. En que nadie puede ser condenado sin juicio previo no necesitamos ponernos de acuerdo. Lo estamos o no podríamos vivir juntos. El consenso antiterrorista no es de esta naturaleza. Hay que construirlo y hay que mantenerlo.

En España el consenso antiterrorista se construyó y se mantuvo. Costó mucho llegar al Pacto de Ajuria Enea, pero se llegó. Y hasta 1993 se mantuvo. Ni en la campaña electoral de 1989 ni en la de 1993 el terrorismo fue objeto de debate. Tampoco lo fue en las autonómicas vascas de aquel periodo. El consenso se rompió en el verano de 1993 con la exigencia por parte del PP del "cumplimiento íntegro de las penas" por los terroristas. Todavía recuerdo a Rodrigo Rato respondiendo en televisión a la pregunta de si no le importaba, con tal exigencia, quedarse solo frente a los demás partidos que se "encontraba muy a gusto en compañía de millones de ciudadanos". Cuando llegaron al Gobierno descubrieron que era una barbaridad y ya no va en el programa electoral de este año. Entre 1993 y 1996 el PP utilizó la política antiterrorista como palanca para llegar al poder. La reacción obscena de Aznar tras el asesinato de Tomás y Valiente fue el ejemplo más claro de la ruptura de dicho consenso.

Pero lo grave no es que el PP rompiera el consenso cuando estaba en la oposición, sino que ha continuado rompiéndolo estando en el Gobierno. Aznar entiende el consenso como "seguidismo" de la política del PP. Todo el que no hace lo que él considera que hay que hacer es sospechoso de "tibieza", de "doble lenguaje" y de no se sabe cuántas cosas más. Y no le importa utilizar como presidente del Gobierno el asesinato de Fernando Buesa en el 2000 de la misma manera que utilizó el de Tomás y Valiente en 1996.

Tras sus palabras en el mitin de Valencia y tras sus declaraciones en Onda Cero, es muy difícil que alguien pueda fiarse del presidente del Gobierno en materia antiterrorista. Aznar sólo entiende la política antiterrorista como elemento para "rebañar votos", como escribía Juan José Millás en su columna de ayer. Si hay que utilizar la muerte de un dirigente socialista contra el propio PSOE, se utiliza. ¿Cómo se puede pensar que es posible reconstruir el consenso antiterrorista cuando el presidente del Gobierno acusa al PSOE de estar negociando bajo cuerda con el brazo político de quienes han asesinado a Buesa? ¿Cómo se puede pensar en una pacificación del País Vasco con la agresión sistemática al nacionalismo democrático con el que al mismo tiempo se ha estado llegando a acuerdos en casi todos los asuntos a lo largo de la legislatura? En política antiterrorista se están sembrando vientos. Esperemos que el 12-M los electores impidan que acabemos recogiendo tempestades.

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