Testigos
Si llaman a la puerta de su casa y al abrir se encuentra a una pareja endomingada con sendos portafolios, y uno se adelanta y le informa del fin de los tiempos a la vez que le tiende una revista en cuya portada aparecen dos individuos enchaquetados, con sus mismas maletas, pero rodeados de fieras soñadoras, loros tropicales y aves del paraíso, no tenga duda: son enviados de Izquierda Unida.La nueva estrategia que ha concebido la federación en Andalucía la expuso hace unos días en Granada su candidato, Antonio Romero, que con una elocuencia de catequista arengó a los militantes a pedir el voto con la misma perseverancia que "los testigos de Jehová" emplean los domingos para propagar la inminencia siempre postergada de las postrimerías.
Desde entonces aguardo con prevención la irrupción en mi casa de los predicadores de IU. ¡No vaya a confundirlos con testigos de Jehová! Los prosélitos de ciertas creencias tienen una curiosa proclividad al mimetismo. ¿Quién no ha confundido al primer golpe de vista a los mormones con empleados de Iberia?
A estas alturas a nadie le cabe duda del profundo cambio experimentado en IU, no sólo por haber pasado, casi sin transición reflexiva, de la llamada política de la pinza a otra resueltamente colaboracionista con el PSOE, sino por sustituir un estilo de liderazgo mesiánico, casi papal, representado por Julio Anguita, por el más modesto de predicador a domicilio, esbozado por Romero.
En realidad cada partido aprovecha la campaña para explicar su modelo de paraíso. Manuel Chaves ha concebido el suyo bajo la forma de una ortopedia que distribuye prótesis y gafas entre los jubilados, y de un cine con localidades para jóvenes a mitad de precio. Teófila Martínez ha proyectado el cielo con la apariencia de una autoescuela en la que los menores de 28 años obtienen el carné de conducir con descuento. Pero sólo un partido ha enviado a sus prosélitos a predicar, abrazados al acuerdo federal de izquierdas como si fuera un ejemplar de la revista Atalaya.
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