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El obispo de San Sebastián advierte de que ETA está alimentando la confrontación social

Pedro Gorospe

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, condenó ayer con dureza el atentado de ETA que provocó una decena de heridos en el barrio donostiarra de Intxaurrondo y advirtió de que con sus acciones los terroristas "están alimentando peligrosamente la crispación y la confrontación social". Con un perfil crítico más bajo, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, anunció que iba a lanzar un mensaje contundente contra ETA, pero al final se limitó a una recomendación: "Éste no es el camino, hay que hablar y dialogar pero no matar". A la sociedad vasca le pidió "fe y esperanza".

El obispo de San Sebastián, sucesor de José María Setién, posiblemente hizo memoria y recordó la división política que provocó el asesinato del socialista Fernando Buesa en la manifestación de todos los partidos políticos en Vitoria el 26 de febrero, así como las críticas e insultos que recibió el lehendakari en los funerales. Uriarte, después de esa mirada hacia atras, advirtió ayer de que las acciones de ETA están "alimentando peligrosamente la crispación y la confrontación social". Uriarte no se anduvo con medias tintas y aseguró que el atentado merece una condena moral firme, "inequívoca y tajante" porque no tiene justificación alguna, "y además constituye una grave violación de la seguridad y de la integridad física, derechos fundamentales de todo ser humano".El prelado cree que estos actos desmoralizan a una sociedad harta de violencia terrorista, "y que anhela ardientemente y exige enérgicamente la paz". Tras describir cómo ETA ha vuelto a irrumpir violentamente "en la vida de este pueblo" -es el segundo atentado en 15 días-, el obispo exigió a los terroristas que escuchen la voluntad del pueblo vasco. "ETA tiene el grave deber de escuchar y secundar sin demora el clamor de la inmensa mayoría de este pueblo que, de maneras diferentes, rechaza el uso de la violencia terrorista y quiere resolver sus problemas por vías pacíficas".

Frente al tono del obispo de San Sebastián, el jefe del Gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, se mostró más suave. Tomó la iniciativa al convocar un paro de cinco minutos de su Ejecutivo en las escalinatas del palacio de Ajuria Enea, pero a la hora de evaluar la acción terrorista su mensaje sonó poco contundente.

Junto a los miembros de su Gabinete, el lehendakari condenó el atentado cometido unas horas antes por ETA y acto seguido expresó su solidaridad hacia las personas que resultaron heridas y sus familias.

Contundente

En ese momento Ibarretxe se tornó más serio y anunció que iba a lanzar un mensaje "contundente" a la organización terrorista ETA: "Este no es el camino, hay que hablar, hay que dialogar, pero no se puede matar. Hay que respetar los derechos humanos, a la vida y a la sociedad vasca", dijo.

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Al acabar de leer la declaración oficial, Ibarretxe y todos sus consejeros guardaron cinco minutos de silencio para mostrar su rechazo a la espiral violenta a la que ha vuelto ETA. Aunque los miembros del Gabinete se habían reunido para analizar la situación política, el presidente vasco suspendió la conferencia habitual de los martes, a pesar de que la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, iba a explicar los datos de crecimiento económico de 1999.

El atentado de anteayer volvió a provocar la indignación de la sociedad vasca, que todavía no se había sacudido el horror del asesinato del socialista alavés Fernando Buesa y de su escolta, el ertzaina Jorge Díez. En el parque donde ambos fueron asesinados, que lleva el nombre del agente vasco, los socialistas celebraron un acto de homenaje durante el cual se pudieron presenciar evidentes muestras de dolor entre los familiares y amigos de Buesa. El PSE le quitó las siglas al cartel que presidía el acto y sólo dejó la rosa y el eslogan Por la vida y la libertad.

"La violencia es útil para quien trafica con ella", dijo Fernando Savater, "y también para aquellos grupos que la utilizan o que se amparan detrás de los que la utilizan", y concretamente "sirve para intimidar, para librarse de rivales políticos peligrosos que tienen más discurso, inteligencia y razones". Rodeado de cargos socialistas y amigos de Fernando Buesa, el filósofo sostuvo que sin ETA "muchos de los personajes y de las revindicaciones de esos personajes" ya no estarían en el panorama político.

Las condenas al atentado llegaron de todas las instituciones vascas y partidos políticos, salvo HB. La Mesa del Parlamento vasco hizo público un comunicado en el que expresa su más "rotunda condena" y considera que la acción de ETA es "una agresión contra la totalidad de los ciudadanos de esta comunidad", ya que además de poner en peligro vidas humanas, "dispara contra los deseos de paz y el rechazo a la violencia".

Los parlamentarios aseguran que ETA "sobra en una sociedad que vive lastrada por la rémora que supone la pervivencia del terrorismo y la amenaza permantente que significa para todos los ciudadanos". Por su parte, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, llegó poco antes de las tres de la tarde al acuartelamiento de Intxaurrondo, el recinto al que se dirigían los agentes en el momento del atentado.

Aislamiento social

Mayor dijo en ese marco que el aislamiento político y social es la única medida para conseguir la paz: "No se ha sabido practicar con la tenacidad suficiente el aislamiento político y social que predica el Gobierno y que ha estado en el espíritu del acuerdo de Ajuria Enea", dijo Mayor, según informa Genoveva Gastaminza.

El ministro añadió que la teoría del "empate infinito" entre las dos partes en conflicto, que arguyen los nacionalistas para justificar el diálogo con HB, "es una falsedad". "Lo que hay que hacer es administrar la rebeldía democrática de una sociedad por la falta de libertad", señaló el ministro.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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