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ASÍ HABLA... La campaña electoral Un hablar embarullado y una pobre educación oral

De obligación será que nos ocupemos, por las fechas que corren, de cómo hablan nuestros políticos. De obligación, y de escasa devoción, pues desgraciadamente no hay mucho donde ponderar. El andaluz de nuestros tribunos ha tiempo entró en una rutina de frases hechas, miramientos, titubeos y equidistancias, que ha convertido el arte de la oratoria en una suerte de elocuencia del miedo, el miedo a la palabra. Todo un síntoma. Pero aparte de eso, se produce en muchos de nuestros representantes un hablar embarullado, mal vocalizado, que nada tiene que ver con el andaluz, sino con una pobre dicción, reflejo de una más pobre educación oral.Hoy ponemos en el objetivo dos debates en Canal Sur Televisión, el del día 23 de Febrero, con José Caballos (PSOE), Ana María Corredera (PP), Angela Aguilera (IU), e Ildefonso Dell'Olmo (PA); y el del 1 de Marzo, ya con los cuatro candidatos a la Presidencia de la Junta. El primero estuvo coordinado, o moderado -con escaso éxito, por cierto- por el periodista Carlos María Ruiz, de Cádiz, y el segundo por Tom Martín Benítez, de Los Palacios, Sevilla, con algo más de fortuna. En ambos casos, sin embargo, se repitió el desconcertante fenómeno de ver cómo los políticos, cada cual a su manera, se expresaban en andaluz (salvo Teófila Martínez, cuyo caso hay que considerar aparte), mientras que sus conductores, siendo uno y otro andaluces también, utilizaban un castellano estándar de lo más fino. Si de ordinario resulta incomprensible este afán centroibérico de todavía bastantes locutores y presentadores de Canal Sur, esos dos días, por el contraste con los contertulios, rozó lo grotesco. Pero vayamos con lo que hoy importa, los políticos.

Es muy difícil sacar conclusiones generales sobre las ocho muestras, como no sea la loable intención de expresarse siete de ellos en el andaluz de sus respectivas zonas, más o menos cultivado y personalizado. En estos dos últimos factores -lo culto y lo personal- las diferencias son ya notables, sobre la base de que ninguno de ellos, con la sola excepción de José Caballos, consiguió un resultado homogéneo y convincente. No será casualidad que también el habla del socialista sevillano sea la más persuasiva, a lo que se unen el rigor y el orden que suele imprimir a su discurso. O dicho al revés: la falta de cohesión lingüística primaria (por apresuramiento, imprecisión articulatoria, sonidos confusos, errores de concordancia, anacolutos, eliminaciones o síntesis fonéticas excesivas...) conduce inevitablemente a una merma en la credibilidad del mensaje.

Por el mismo orden de referencia, he aquí algunas de las expresiones más relevantes. José Caballos: Éh decir, que cuando hablamoh de mejorar lah pensioneh, la Junta de Andalucía ha sido la que inició el debate en Ehpaña, que por cierto loh señoreh de la derecha se pusieron muy hihtéricoh, noh dehcalificaron y noh dijeron de todo, pero al año resultó que el señor Ahnar y el señor Puyol (...) Esa subida ya se la ha comido la inflación (...) Hemoh obligao a (...). Destaca la regularidad en la distinción s/z, en la aspiración, en la pronunciación de ere final, la ch oclusiva, los participios completos (menos los de la primera: obligao, lo que ya forma parte de una norma hablada más general). Tan sólo una vez se le deslizó una ese final, en "ellos", por mejor señalar, sin duda, al adversario.

Falta de regularidad

Ana María Corredera: Voy a empesar por el finá. Mir'uhté: ojalá hubiéramoh tenido un plan integral de la inmigración en Andalucía (...) Lo anunció el señor Saldaña (...) El plan no ha esihtido (...) echahle el muerto a loh alcalde (...) La seguridá sosial (...) Todah lah pensiones (...) que suban todavía más (...) Y ara sí le voy a decir(...) Por sierto (...) Pero vamo, algo é algo. No se observa regularidad en casi nada, salvo en la abertura de las vocales, que mantienen bien su origen oriental, y en la jota intensa. Seseos y ceceos a capricho, como las consonantes finales. Contracciones excesivas: ara, por ahora.

Angela Aguilera: Ehtamoh diciendo que ehtamoh condenando a nuestroh pensionihtah a la pobreza (...) En consecuencia, ese Gobierno sicatero (...) Cuando el señor Shave planteaba seis mil miyoneh de peseta (...) Hay shavolihmo en Andalucía. Distingue ese y zeta, con alguna excepción (sicatero), pero aproxima tanto el punto de articulación de uno y otro sonidos que el resultado es borroso. No autocorrige el shesheo, a pesar de que este rasgo carece de prestigio social.

Ildefonso Dell'Olmo: redihtribuí la riqueza (...) loj andalucihtah queremoj-un ehtado federal, un ehtao fuerte (...) Reequilibrá riqueza (...) No se ha previhto acioneh concreta (...) S'á generao un régimen de semiehclavitú que parece ser que interesa-unoj cuanto (...) La prioridá éh la política social. Articulación exagerada de la aspiración (un rasgo muy común en los andalucistas, que en esto parecen imitar a su líder, Alejandro Rojas-Marcos), vacilaciones (Ehtado, Ehtao; redihtribuí, poner), fusiones vocálicas excesivas y algún fallo de concordancia (No se ha previsto aciones).

Manuel Chaves: En ehtoh cuatro últimos-año (...) Redusí nuehtrah diferencia (...) Ha redusido poblasión (...) sincuenta y cinco (...) Mil quinientas sesenta y ocho kilómetros. Seseo regular, con excepciones (diferencia) y titubeos (sincuenta, cinco). Deslizamientos de timbre en algunas vocales átonas (hohpitaleh), pero con mucha menos intensidad de lo que quiere la caricatura lingüística que de él se hace. Más bien lo que revela el habla del presidente es la mezcla no bien aclarada de distintas hablas, la ceutí de su nacimiento, la sevillana y la gaditana de otras tantas etapas biográficas.

Antonio Romero: Cultura andalusa (...) importancia (...) antiandalú (...) el Ehtado (...) El avión corre más deprisa por la pista, pero no termina de dehpegar(...) Las ETT ehclavisan a la juventú(...) Andaluseh de tercera. No acaba de decidirse ni por el seseo ni por distinguir entre ese y zeta; tampoco por un modelo coherente de aspiraciones. Su ese es extremadamente silbante, de origen incierto. En otro orden de cosas, sigue usando -a veces abusando- de las metáforas atrevidas, en lo que marca indudables distancias con la tónica media de los políticos, bastante menos imaginativa.

Pero sin duda el caso más llamativo de idiolecto personal es el del alcalde de Jerez, Pedro Pacheco. Empezó enviando a la audiencia un cordial zaludo, y siguió con toda otra suerte de mixturas fonéticas y algún desvío gramatical: políticah que han intentao consolidá lah resihtencia provinciá (...) Los seteciento setenta ocho mil parado (...) Hay que hacer unah cuanta reflezione (...) Nosotroh, políticoh moderno (...) La taza d'ocupación (...) Distamo nosotro loj-andaluce (...) Loh costo son elevadízimo. Tampoco faltaron un shesheo (aproveshao) e incluso un jejeo: el gobierno jocialihta. Sin comentarios.

Para el final queda el excelente andaluz de Cantabria -es broma- de la candidata del PP. Después de muchos años viviendo en Cádiz, ni un ápice se ha movido doña Teófila de su norma castellano-septentrional. Ya hay que ser resistente, con lo pegadiza y lo movida que es el habla de Cádiz. Ello no le autoriza, sin embargo, a cometer incorrecciones a la propia regla general, la del español, que a todos nos obliga, como estas tres que le pillamos en un rato: Tengo la creencia que los políticos (supresión de la preposición de; fenómeno contrario al chocante dequeísmo, pero igualmente censurable). Tenemos áhi un problema (desplazamiento del acento en el adverbio ahí, vulgarismo muy extendido en Centroiberia). Pero absolutamente insufrible para el oído andaluz fue este flagrante leísmo: Encontrar un puesto de trabajo y no le encuentran (en lugar de no lo encuentran). Si la señora Martínez pegara un poco más el oído al habla de sus conciudadanos, seguro que no cometería estos errores. Paciencia.

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