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Hasselbaink no hizo los deberes

El Atlético apenas produjo ocasiones ante el Betis por la escasa actividad del delantero holandés

Santiago Segurola

El Atlético dio dos pasos frente al Betis. Uno hacia adelante: la hinchada se unió en torno al equipo, presumiblemente por el efecto Antic. El otro paso fue un resbalón. A fecha de hoy, el Atlético figura en los puestos de descenso, consumido por su falta de juego y por los problemas de despacho que le aquejan desde diciembre. Del Betis hay que decir lo mismo. Con más corazón que en la época de Griguol, el equipo tampoco acaba de arrancar. De dos equipos metidos en crisis sólo podía esperarse el partido que se vio: malo.El tirón de Antic en el Atlético no se discute. A su honorable hoja de servicios añade su excelente relación con la hinchada, que le adora. La noticia de su regreso movilizó a la gente, que acudió al Manzanares en un número superior al que se espera en un equipo en estado crítico. Semper fidelis, debería ser la máxima de los seguidores del Atlético. En la peores situaciones, no ceden a la desesperación. En el Manzanares hubo colorido y ruido. Fútbol, no. Ninguno de los dos equipos consiguió abrir diferencias sobre el otro. Las oportunidades fueron escasas y el juego feo.

ATLÉTICO 0BETIS 0

Atlético de Madrid: Molina; Aguilera, Santi, Gamarra, Capdevila; Paunovic, Bejbl, Valerón, Baraja (Lardín, m.65); Kiko (Correa, m.46) y Hasselbaink.Betis: Prats; Crosa, Flipescu, Vidakovic, Luis Fernández; Romero (Cañas, m.90), Alexis (Ito, m.86), Merino, Cuéllar; Alfonso y Denilson (Gálvez, m.82). Árbitro: Bueno Grimal. Mostró cartulinas amarillas a Capdevila, Molina, Valerón, Bejbl y Hasselbaink, del Atlético, y a Merino, Luis Fernández y Gálvez, del Betis. 40.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

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Con respecto a su última visita a Madrid, el Betis sólo mejoró en la actitud general. No fue el equipo gandul que perdió en Chamartín. La estructura también tuvo que ver en la mejoría. Con Filipescu y Vidakovic en la centro de la defensa, el Betis apenas concedió oportunidades al Atlético. O sea, a Hasselbaink, cuya puntería sostiene al equipo. En la peligrosa relación de dependencia con su delantero, el Atlético se encontró ayer con una una producción muy limitada de Hasselbaink. Sólo remató en dos ocasiones, y sin la fe de otras tardes. Con Hasselbaink más apocado que de costumbre, los demás vieron la portería del Betis con prismáticos.

En su itinerario por el Atlético, Antic ha dejado bastante claro quiénes son sus favoritos. Volvió la defensa de cuatro, con Aguilera en el lateral y Santi como acompañante de Gamarra -el mejor del partido-; Paunovic salió del frigorífico y tuvo sitio en la derecha, sin ningún resultado apreciable; Baraja jugó en la izquierda, donde no funciona. Su sitio está en el eje, en el lugar de Bejbl o junto al futbolista checo. Con Baraja y Paunovic fuera de su elemento, el Atlético se negó el juego por los costados, concesión que le vino de perla al Betis. Tampoco Valerón se dejó ver. En sus mejores momentos movió la pelota con corrección, pero en ningún caso limpió el juego del Atlético. Ni tampoco limpió a ningún rival. Valerón no tiró un regate en todo el partido, ni conectó con Hasselbaink o Kiko, disminuido por su bajo estado físico.

La suma de factores negativos en el Atlético resultó excesiva. Sólo Aguilera acertó en algunas incursiones por la derecha. Una de ellas terminó de mala manera, derribado por Vidakovic en el área cuando el partido se acercaba al final. El árbitro no lo entendió así y recibió algó más que reproches por parte del personal.

El Betis salió vivo sin apurarse. Tampoco puso a prueba a Molina, que sólo se estiró en una ocasión, en un tiro de Denilson. Ni Alfonso ni Denilson dieron señales de vida en el área. A Denilson no se le puede acusar de apatía. Si acaso de hiperactivo. Pero sin claridad. Se equivocó casi siempre. Pertenece a la raza de jugadores que pretenden asombrar en cada jugada, con una acusadísima tendencia a trasladar el balón en cualquier lugar del campo. El hombre se ofusca y acaba prisionero de sus regates. Le vendría bien esperar en un costado, sacar partido de su habilidad frente a los laterales y desbordar. Por ahora, Denilson juega a la pelota, no al fútbol. Alfonso tampoco buscó el gol, así que el Betis se limitó a combatir. Suficiente para sacar un empate. Porque fútbol no hubo en ninguno de los dos lados.

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