Preguntas y respuestas
Cada vez me resulta más difícil responder a las preguntas de mis alumnos de 16 y 17 años. ¿Por qué no se envían helicópteros a Mozambique para ir más rápido con el rescate? En clase trabajamos la acción moral y la ética, el poder y las leyes, la justicia y los derechos humanos. La realidad del día a día es una fuente continua de debate y permite un trabajo que acerca a los alumnos al mundo exterior y les ayuda a salir del caparazón de sus preocupaciones, a veces demasiado centradas en sí mismos: la guerra en Kosovo, el caso Pinochet, las elecciones del 12 de marzo, los actos terroristas, la guerra en Chechenia, el racismo y la xenofobia y, recientemente, la catástrofe en Mozambique.Intentamos favorecer actitudes críticas y reflexivas, estimular la capacidad de comprensión y la tolerancia, despertar conciencias, fomentar la participación en el debate social, en campañas de solidaridad.
Sin embargo, ante preguntas como la de antes, desearía poder sincerarme y ser capaz de expresar mi desesperación, mi indignación y mi angustia. ¿Cómo justificar la pasividad de los Gobiernos? ¿Cómo hacer entender a los chicos y chicas que una cosa es lo que debería ser y otra lo que es sin convertirlos en unos cínicos precoces? ¿Cómo convencerles de los avances en los derechos humanos, de la necesidad de cooperar y ser solidarios? Parafraseando a Melville, me siento tentada de decir: preferiría no hacerlo.- Estos días estamos asistiendo a un acontecimiento más de la historia universal de la infamia. Y, por una asociación de ideas (helicópteros, apocalipsis, Wagner), me han venido a la cabeza las escenas de la película de Francis Coppola sobre la guerra de Vietnam.
Resulta difícil creerse (bueno, cada vez menos) que la famosa cinta tuviera más helicópteros (creo que además eran filipinos) que la respuesta dada por la comunidad internacional a una catástrofe tan evidente. Un apocalipsis, esta vez sin helicópteros. Qué vergüenza.- José U. Bernardos. Madrid.
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