PP: ¿Estamos mejor que hace cuatro años?
Juan Ignacio Barrero, candidato popular, habla de menos impuestos y dice que tras el saneamiento llegará la solidaridad
C. GALINDO/E. GONZÁLEZ, AlmendralejoJuan Ignacio Barrero, ex presidente del Senado, ex candidato del PP a la presidencia de Extremadura y cabeza de lista del PP por Badajoz, llegó con una idea clara: "Lo importante es lo que digan José María Aznar o Joaquín Almunia". Aunque eso empequeñecía su propio papel, ayudaba a centrar las cosas. El auténtico candidato, vino a decir, es el aspirante a la Presidencia del Gobierno.
El candidato del PP en Badajoz Barrero (centro), debate con vecinos de Almendralejo (G.Cordero)
No todos los días se sienta uno a la mesa con un político más o menos conocido. El grupo de almendralejenses con los que EL PAÍS sigue la campaña electoral experimentó, durante los primeros minutos, una cierta rigidez. Cuando la conversación se adentró por temas como las ligaduras de trompas -un asunto político, como se verá-, el ambiente era ya distendido. A ello contribuyó el tuteo y la actitud relajada de Barrero. La charla se desarrolló en el comedor de un hotel de Almendralejo.
A Barrero se le pidió que explicara por qué reclamaba el voto para sí mismo y para el PP. Comenzó definiéndose como moderado y elogió los logros de los primeros Gobiernos del PSOE. "Pero, como todos los proyectos políticos, el del PSOE fue deteriorándose", explicó, "y empezaron las malas prácticas". "Pues ya sabemos que dentro de cuatro años no hay que votar al PP", bromeó por lo bajo uno de los ciudadanos. Los nervios se aflojaban.
El cabeza de lista dibujó un panorama más bien catastrófico del final de la etapa socialista, con paro, déficit y casos de corrupción, como prólogo a la inevitable pregunta-eslógan del PP: "Han pasado cuatro años. ¿Estamos mejor? ¿Estamos peor?". Y la respuesta: "Vosotros diréis: 'Claro, qué vas a opinar tú'. Pero a mí me da la impresión de que estamos mejor". "Habremos cometido errores, podríamos haberlo hecho mejor", siguió, "pero es innegable que hemos cumplido los grandes retos: hemos llegado al euro, gracias al esfuerzo de toda la sociedad española, y somos un país que cuenta en Europa; hemos creado 1,8 millones de puestos de trabajo; y hemos mantenido la solidaridad. Ya nadie puede decir que el PP atentará contra las pensiones".
"Más cosas"
Barrero aseguró que el Gobierno de Aznar había "apostado por la sociedad civil" con una rebaja de impuestos. Y se refirió a lo que deparaba el futuro si volvía a gobernar el PP, diciendo que se podían hacer "más cosas": nueva rebaja de impuestos, ayudas a las pequeñas empresas y a los autónomos "porque constituyen el 97% del tejido empresarial", subida de las pensiones mínimas, y mejoras en sanidad, educación e infraestructuras.
Cuando concluyó la exposición de Barrero, intervino Faustino Rubio, oficial del Cuerpo Nacional de Policía y licenciado en Derecho, para expresar su escepticismo acerca de la política fiscal. "¿No sería mejor que bajaran los impuestos indirectos? Porque a mí el litro de gasolina me cuesta lo mismo que a un banquero. ¿Me compensa pagar un poco menos por el IRPF, si luego tengo que pagar más por el IVA?"
Barrero se defendió: "Habría que hacer un esfuerzo para que los impuestos indirectos al menos no suban". "La reforma del IRPF favorecerá a las rentas más bajas; si además conseguimos congelar los indirectos y reducir la inflación, las economías familiares saldrán ganando", agregó.
Faustino no quedó del todo convencido: "Si se cobra menos por IRPF, de algún sitio habrá que sacar el dinero restante para que cuadren los números".
"Es que paga más gente y se recauda más. Si se administra bien lo recaudado, las cuentas salen", argumentó el político.
Silvestre Gómez Zafra, oficial primero de Notaría, terció en el intercambio. "Yo dudo de que el bienestar social vaya a mejorar con la bajada de impuestos". Y abrió otro tema: "¿Qué opinas de las privatizaciones y de las grandes fusiones? ¿En qué beneficia eso a los trabajadores?".
"Las privatizaciones ya las empezó el PSOE, porque son necesarias", respondió Barrero. "El Estado tiene que mantener algunas cosas básicas, como las pensiones, los servicios sociales, la sanidad y la educación, pero no debe ejercer como empresario".
Luego se adentró en aguas más procelosas: "En cuanto a la unión del BBVA y Telefónica, soy partidario del libre mercado y respeto el que dos empresas privadas hagan lo que quieran. Eso sí, hay que intervenir. Yo soy un liberal que defiende un liberalismo corregido. El Estado está para que no se cometan abusos. ¿Qué ha dicho el Gobierno? Que velará para que no se produzcan concentraciones excesivas que pudieran afectar a la libertad de información. Si hay una posición dominante en medios de comunicación, se les obligará a vender".
Las opciones sobre acciones que han enriquecido a los directivos de Telefónica, un asunto que preocupa a todo el grupo de ciudadanos, quedaron como algo inevitable. "Son un sistema que se utiliza en todo el mundo. A mí no me gusta. Y al presidente Aznar parece que tampoco le gustan demasiado. Pero las empresas privadas hacen lo que quieren".
El economista Antonio Gil quiso saber sobre posibles alianzas con CiU: "A Jordi Pujol le da igual pactar con el PSOE o con el PP, acaba de decirlo. Él sólo mira por su interés".
"Yo creo que el nacionalismo es insolidario en sí mismo. Cuando dejen de reivindicar, se quedan sin objetivos. Son insaciables. ¿Qué hay que hacer con ellos? Contenerlos. Aznar no debe gobernar con CiU a cualquier precio. Si hay que colaborar con ellos, mejor desde una posición de fuerza. Por eso creo que el futuro Gobierno, sea el que sea, debe contar con una mayoría suficiente". Barrero matizó, sin embargo, que se debía contar con los nacionalistas moderados (no con el PNV, mientras no rompa con Herri Batasuna). Y subrayó que el PSOE había pactado con "partidos independendistas" como Esquerra Republicana de Catalunya o el Bloque gallego.
"Yo creo que nos hemos acostumbrado al cuento", rompió Cándida Martínez, ama de casa. "Estamos acostumbrados al paro. En vez de subsidio, que el que gane nos dé trabajo". Barrero le dio la razón: "En Extremadura se ha creado una cultura de subsidio continuado. Hay que recibir la solidaridad de otras regiones, pero como medio, no como fin".
Purificación Ovidio, ama de casa, introdujo el problema del terrorismo. "A mí me preocupa ETA. ¿Qué hace el Gobierno?".
Barrero contó algunas experiencias personales en el País Vasco, donde "una parte de la sociedad está envenenada", y consideró que el PNV era crucial: "Si el PNV no cambia, el problema tiene difícil solución".
Silvestre comentó que el principal problema de Almendralejo era la sanidad. Y el candidato argumentó que el Gobierno de Aznar había hecho "un gran esfuerzo". "Hemos pasado de un gasto de 682 pesetas por persona y año, a un gasto de 1.060 pesetas. El PP apuesta por la sanidad pública", dijo.
-Yo espero desde hace cinco años que me operen un lagrimal obstruido-, observó Cándida.
-Hace cuatro años, las listas de espera en Extremadura estaban en una media de 300 días, ahora están en 60-, se defendió el político.
-En lista de espera llevo 15 años para ligarme las trompas-, le espetó Cándida.-A estas alturas, que ya no me llamen.
Bien en el tono, flojo en los detalles
Juan Ignacio Barrero causó una buena impresión personal y sus mensajes fueron considerados "positivos" por el grupo de Almendralejo, si bien hubo división de opiniones sobre si resultó convincente."Hablaba por otro. No expresaba sus opiniones personales, creo, sino las de José María Aznar. Pero resultaba convincente, dentro de un límite", opinó Faustino Rubio, tras la partida del candidato del PP.
"Se ha extendido en los temas que le favorecían y ha desviado las preguntas concretas", dijo Rosa Cansado.
Cándida Martínez no se mostró satisfecha con las propuestas de Barrero, pero sí con su tono: "Apenas ha criticado a sus adversarios, y eso me gusta. El voto es libre, y un voto no vale un insulto".
"Yo ya le conocía, es un hombre que cree en lo que dice. Me ha parecido que se traía bien aprendidos los mensajes y las líneas básicas del programa del PP, aunque flojeara en los detalles", comentó Silvestre Gómez Zafra.
"Ha sido honesto, ha reconocido que todos los Gobiernos se degradan con el tiempo, ha evitado la descalificación. Pero en el tema de los impuestos no me ha convencido", indicó Antonio Gil.
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