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Aznar dice que el PSOE guarda silencio ante el PNV porque no se atreve a gobernar el País Vasco

Javier Casqueiro

José María Aznar no cree haber roto el consenso entre los partidos democráticos sobre el terrorismo al haber acusado al PSOE de coquetear, con su "estruendoso silencio", con los "requiebros" del PNV al no rechazar el apoyo que esa formación ya le ha anunciado al candidato socialista, Joaquín Almunia, si lo necesita ante su hipotética investidura. Aznar piensa que el PSOE está tentado de aceptar esos votos porque no se atreve a conformar una alternativa de gobierno en Euskadi con sus propias fuerzas, o en alianza con el PP y otros partidos no nacionalistas.

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El presidente del PP se plantea su futuro y el de su partido como una opción de gobierno en el País Vasco al margen del PNV y de las opciones nacionalistas para superar el actual conflicto terrorista que se vive en esa comunidad. Aznar piensa que uno de los más graves errores cometidos por el PP, el PSOE y los demás partidos democráticos no nacionalistas durante los 25 años de democracia en España ha sido dejar en manos únicamente del PNV la posibilidad de dirigir los destinos de Euskadi. Entiende que el PNV no tiene por qué ser la única posibilidad de gestión y de centralidad en el País Vasco y que la solución a la violencia terrorista pasa solamente porque los ciudadanos perciban que tanto el PP como el PSOE, juntos o por separado, pueden gobernar el País Vasco.En ese contexto, Aznar ha empezado a observar que el PSOE duda. Que no tiene esas ideas tan nítidas. Que incluso permite ciertos coqueteos por parte del PNV hacia su candidato. Y, sobre todo, que podría caer en la tentación, por comodidad y por falta de gallardía para afrontar otra alternativa, de volver a gobernar con el PNV tras las elecciones o de facilitar sus votos para que los nacionalistas sigan en el poder.

Primer encuentro

El candidato del PP mantuvo en la tarde de ayer su primer y breve encuentro informal con el medio centenar de periodistas que sigue su campaña. Aznar se quiso mostrar especialmente confiado en sus posibilidades ante estos comicios. No ofreció ninguna proyección personal de resultados, aunque sí señaló en público que lo más importante de aquella victoria del 3 de marzo de 1996 es que le "ha permitido trabajar para ganar las próximas elecciones del 12 de marzo". Sí destacó que mientras él está muy tranquilo y leyendo a Séneca los socialistas están "desesperados y desaforados" porque "no les gusta su pasado y no tienen ni remota idea de qué hacer con España en el futuro".

También les acusó de montar una campaña "de concurso de machadas, de piruetas, de insultos y de la bronca más grande". No hizo ningún comentario personal sobre sus adversarios. Sin citarle, Aznar considera que Almunia empezó demasiado pronto su campaña, se ha movido en este tiempo demasiado y ahora está agotado y no encuentra el balón por ninguna parte. Aún así, el presidente no concede relevancia alguna al incidente menor que Almunia protagonizó hace unos días con el presidente de la patronal, José María Cuevas, que le reprochó tener un programa oculto, como también hace el candidato del PP. Explica que él también ha sufrido ese tipo de contratiempos.

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En un acto ante 7.000 personas en el Palacio Municipal de Córdoba, Aznar formuló su habitual balance triunfalista de la situación actual del país. No pensaba igual, sin duda, la media docena de funcionarios de correos que desplegaron durante el mitin de ayer una pancarta en la que se leía: "Correos engaña". Fueron desalojados a empujones violentos por los servicios de seguridad del PP.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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