Internet gratis
¿Quién ha hablado del Silicon Valley? ¿Quién dice que la sociedad tecnológica virtual tiene su cuartel general en Seattle, estado de Washington? No, estábamos equivocados; eso que llamamos cibersociedad está ni más ni menos aquí, en Andalucía, si nos atenemos a las últimas propuestas lanzadas por los candidatos de alguno de los partidos que aspiran a nuestro voto el día 12. Veamos algunas.Manuel Chaves, candidato socialista, desde el Ciberbus, un curioso remolque electoral que difunde las ideas emprendedoras para el futuro electrónico, promete a los mayores de la tercera edad que también ellos podrán acceder a Internet. No sabemos, porque eso no lo dice, si con tarifa plana, con bonos de 50 horas o simplemente pagando la tarifa normal. A través de Internet , deduzco, el anciano podrá solicitar al SAS el recambio de la prótesis dental o auditiva o simplemente la sustitución de las gafas. Todo subvencionado. No pretendo hacer broma de la tercera edad ni de las nuevas tecnologías pero, ¿no parece un poco ocurrente lo de ofrecer Internet a la tercera edad?
Más espectaculares aún me parecen las propuestas de los cabezas de cartel de IU por Sevilla. Prometen crear una red pública de cable en toda Andalucía que permitirá tener acceso gratuito a las llamadas telefónicas locales, además de Internet gratis para casi todos. Esa simple inversión, afirman, sólo costará 30.000 millones de pesetas pero -dicen- permitirá sacar a Andalucía del siglo XIX, época en que, según la coalición de izquierdas estamos todavía, desde el punto de vista de las telecomunicaciones.
¿Es serio todo esto? ¿Merecemos los votantes que los candidatos nos tomen por simples compradores de mercadillo del "tres por uno"? Se está dando en esta campaña un peligroso fenómeno político-electoral que es el de prometer más que el otro y para más gente. Conforme van avanzando los días los candidatos parece que se ven aquejados del síndrome de la inmodestia y la desmesura y compiten por ver quién da más. Ofrecer es fácil, pero pagar, ¿quién paga? Al final, es el contribuyente quien costea, de una manera u otra, esa factura y, o mucho me equivoco o está aumentando el sector de la población que por razones biológicas y sociales se ha convertido en receptora de servicios, sin ofrecer ya contraprestación fiscal.
Me pregunto, ¿no sería hora ya de ir cambiando el mensaje de "todo por nada"? ¿No habría que ir generando una mayor corresponsabilidad, incluida la económica, entre todos los que recibimos algún tipo de servicio público?
JAVIER ARISTU
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