_
_
_
_
Tribuna:AMIGOS Y VECINOS ALICIA GIMÉNEZ-BARTLETT
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

"La novela negra es muy relajante" RAMÓN DE ESPAÑA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Pregunta. Creo que ya tienes lista la nueva entrega de las aventuras de Petra Delicado y Garzón...Respuesta. Pues sí. Se llama Muertos de papel y empieza con el asesinato de un periodista... Supongo que me he convertido en una escritora de novelas negras, cuando la verdad es que nunca tuve mucho interés por el género. De hecho, inicié la serie de Petra Delicado para divertirme, para descansar de la tensión que me producían las novelas que escribía habitualmente, que no tenían nada que ver con lo policiaco.

P. O sea, que no eras lectora de novela negra.

R. Lo soy ahora. A base de cruzarme con gente que lo sabe todo sobre el género he tenido que ponerme a hacer los deberes.

P. ¿A quién lees?

R. Me gusta Elmore Leonard. Y James Ellroy, cuya reconstrucción del Los Angeles de los años cincuenta, la época en que asesinaron a su madre, me parece soberbia.

P. Y a mí que esos dos no me acaban de convencer.... Me gusta mucho más Lawrence Block. Y los posblockianos: Michael Connelly, Thomas Adcock, Dennis Lehane... De todas maneras, aquí siguen todos pensando que la novela negra es literatura de quiosco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

R. Eso me temo, pero a mí no me importa. Me lo paso bien escribiendo las historias de Petra Delicado y, además, son las únicas novelas mías que han sido traducidas a un montón de idiomas. La verdad es que si llevo tres años viviendo de la literatura es gracias a Petra y a Garzón.

P. ¿De qué vivías antes?

R. De la docencia. Clases de literatura española y, sobre todo, de inglés. Trece años desasnando a nuestros adolescentes. Hasta que me cansé. Y no por lo alumnos, pobres, que en general eran muy buenos chicos, sino porque te cansas de hacer siempre lo mismo y porque si quieres divertirte con la enseñanza tienes que pasarte la vida inventando triquiñuelas para que resulte estimulante.

P. ¿Como por ejemplo?

R. Pues no sé, intentando captar la atención de tu público, lo que no siempre resulta fácil. Deberías haberme visto diciendo que santa Teresa de Jesús tomaba láudano y tenía visiones...

P. Por tu Almansa natal no has vuelto, ¿verdad?

R. Nací allí por casualidad. Mi padre era ferroviario y la familia le seguía a donde estuviera destinado. Luego vino Valencia, donde estudié. Y Barcelona, a donde me vine siguiendo a mi primer marido que era médico. Y sigo en las mismas. Mi actual marido es ingeniero de caminos y a causa de un trabajo suyo me he tirado un año y medio en Zaragoza.

P. ¿A gusto en Barcelona?

R. Se habla más bajo que en Madrid y que en Zaragoza, lo que siempre es de agradecer. Y cuando hasta el volumen de aquí se me antoja excesivo, me retiro a una casita que tengo en Vinaroz. Es un sitio espantoso, pero la casa está en mitad de ninguna parte.

P. Volviendo a Petra, ¿qué te pareció la serie de televisión?

R. Sin comentarios.

P. Por lo que me contó Paco Betriu, inspirador del proyecto, la cosa empezó como unos telefilmes de 50 minutos rodados en cine y acabó en una extraña mezcla de thriller y sitcom de los noventa.

R. Lo dicho: sin comentarios.

P. Pero sigues metida en el audiovisual. Vas a escribir la próxima película de Bigas Luna.

R. La siguiente a la próxima, más bien. Bigas tiene que adaptar primero, con Rafael Azcona, la novela de Manuel Vicent Son de mar... Es una colaboración curiosa. Quedé con Bigas y esperaba encontrarme con una sinopsis de unas cuantas páginas. En vez de eso, Bigas me enseñó fotos de los años 20: una pareja en la calle, un coche... Creo que será una historia de amor protagonizada por dos parejas, muy dramática... Pero es un poco pronto para hablar de ella.

P. Supongo que Petra Delicado no acabará con tus otras novelas.

R. No, qué va. Ahora le estoy dando vueltas a una que me temo que me va a dar bastantes quebraderos de cabeza. Va sobre la autodestrucción de una mujer. Hasta ahora es un tema que parece que tan sólo compete a los hombres... Hay una literatura seudofeminista que no me gusta nada y es esa en la que los hombres son repugnantes y las mujeres unos ángeles. Creo que estamos todos en el mismo barco y que todos somos responsables de su penoso estado de conservación. Si todo da asco, que lo da, las mujeres no somos una excepción y tenemos nuestra parte de culpa. También tenemos derecho a la la autodestrucción.

P. ¿No es un tema sobrevalorado? Aún no me he recuperado del ataque de caspa que me dio cuando ví El encargo del cazador, de Joaquín Jordá, sobre un maldito de Bocaccio al que no le vi la gracia.

R. ¿Tampoco se la viste a Francis Bacon?

P. Es diferente.

R. Ése es el modelo autodestructivo que me interesa. El que se hunde sin dejar de trabajar. Su obra y su vida son igual de interesantes. Hay otros casos en los que la vida va por delante de la obra. Escribí una novela sobre Virginia Woolf, Una habitación ajena, pero me interesa más la biografía de Quentin Bell que sus libros.

P. Yo me rendí en la página 30 de Las olas... Acabemos con Petra. O con el género negro, más bien. ¿Por qué en España no está tan bien instalado como en los países anglosajones?

R. Supongo que tenemos un problema con la policía. Herencia del franquismo, tal vez, pero aún nos cuesta escribir y leer sobre policías. Yo misma, con mis personajes, he visto que les iba cogiendo cariño poco a poco.

Vicens Gimenez

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_