"Parte del empleo creado viene de la economía sumergida"
Está en plena forma. Es el ministro al que los españoles han visto en televisión cada vez que había una buena noticia de economía. Y ha habido muchas. Es uno de los ministros que gozan de la plena confianza y estima de Aznar. Y no hay muchos. Y es de los que combina, como pocos, sentido político, ausencia de complejos como fajador y desparpajo para empaquetar mercancía política.Pregunta. Xabier Arzalluz dijo a quienes se manifestaron hace una semana en San Sebastián para pedir la disolución de ETA, entre los que estaba Fernando Buesa, "que no vayan de víctimas". Tres días después, Buesa va dentro de un féretro y es una víctima mortal de ETA.
Respuesta. Xabier Arzalluz se está equivocando hace mucho tiempo en el País Vasco, no sólo con frases demasiado duras, despectivas e hirientes, sino también en aspectos profundos. Arzalluz está perdiendo el norte. Y el PNV tiene que tener mucho cuidado, porque al problema de la violencia se está sumando, con el Pacto de Estella, una división de la sociedad, y todo eso junto es un cóctel explosivo.
P. Usted ha dicho que Arzalluz "tiene hoy la llave de muchas cosas". ¿De qué tiene la llave?
R. De la posición de su partido...
P. ¿Tiene la llave de la paz?
R. Sería injusto decir que es de Arzalluz de quien depende la paz, porque depende más de ETA. De Arzalluz depende, más que de otros, la unidad de las fuerzas democráticas. Arzalluz sí puede dar un paso que restaure la unidad y la fuerza de la sociedad vasca, y a partir de ahí, la paz se acerca, en vez de alejarse.
P. ¿ETA maltrata al Partido Nacionalista Vasco, llevándole a firmar un pacto con EH y luego abocándole a deshacerlo?
R. Le maltrata porque no le tiene ningún respeto. Ni a él, ni al PP, ni al PSOE, ni al pueblo vasco ni a la vida.
P. ¿En qué situación deja a los nacionalistas que reclaman un "ámbito de decisión vasco" que ETA asesine a parlamentarios y ertzainas que sirven a instituciones decididas por los vascos?
R. La pretensión de que lo que deciden los vascos no se respeta es falsa. Toman muchas más decisiones de las que puede tomar cualquier Estado federal europeo. El problema es que la estrategia de los violentos marca la agenda de una parte de las fuerzas políticas vascas, y eso es un inmenso error. No tiene sentido que la comunidad con mayor capacidad política de Europa y una de las más prósperas emprenda un camino hacia ninguna parte; hacia la albanización, según alguna gente del PNV.
P. ¿Cómo salir de la imposición que supone volver a hablar de la violencia, de la desviación del debate sobre tantas cosas como se deciden en una campaña electoral?
R. Es natural que se nos haya visto a los partidos unidos frente al terrorismo, y es natural que ahora debatamos nuestras discrepancias sobre un montón de asuntos.
P. Al menos no habrá, como lo hubo hace cuatro años, nadie que diga que el éxito de una manifestación de protesta por un asesinato cometido por ETA muestra que la lucha antiterrorista "va muy mal", como dijeron ustedes, ¿no?
R. Sin entrar en ese recuerdo ni en querer apuntar un tanto en ese terreno a este Gobierno, la lucha antiterrorista va mucho mejor que hace cuatro años en lo que de nosotros depende.
P. Si pudiera borrar la afirmación de que con un Gobierno PSOE-IU España corre el riesgo de salir del euro, ¿la sustituiría por una crítica más creíble y más inteligente?
R. Creo que España no se puede permitir la resignación de otras economías europeas que tienen el doble de renta per cápita. Y si las cosas se llevan mal, se pueden poner muy mal, eh. España está en condiciones de coger un tren que está pasando, y si no lo hace, le va a ir mucho peor que a Francia si no lo coge.
P. Marchando todo tan bien, ¿cómo explica que no tengan la distancia electoral sobre el PSOE que sería lógica con el bagaje que ustedes muestran?
R. Las distancias electorales son ahora más moderadas que hace años. No creo que se vayan a producir en estas elecciones grandes cambios de posición. Las elecciones no están ganadas.
P. ¿Se fía de los sondeos y de los comentaristas que les dicen que el pacto PSOE-IU no les hace daño?
R. Yo no me fío de los sondeos.
P. Aznar dice que "las pensiones están seguras y seguirán mejorando, pero no volvamos a políticas del pasado, porque estarían en peligro". ¿Eso no es sacar del cajón temores y asuntos que ustedes les reprocharon a los socialistas que manejaran en víspera de otras elecciones?
R. Las pensiones están garantizadas, sobre todo, por los dos millones de nuevos empleos. Felipe González nos dejó un agujero de 500.000 millones en la Seguridad Social, y con eso no se garantiza nada. Hoy podemos anunciar un fondo de reserva de 100.000 millones, empezando en 1999. Las cosas pueden volver a estar mal, o pueden estar mejor. Los españoles tienen que ver quién les garantiza mejor lo que quieren.
P. Los datos mensuales sobre desempleo, ¿no le hacen temer que la primera Encuesta de Población Activa de este año muestre una desaceleración en la creación de empleo?
R. Si vemos los datos de reducción del desempleo, los de 1999 han sido más intensos que los de 1998. En ese año, la reducción en media anual fue un poco más del 10% y en 1999 ha sido de un 12,6%, con un mayor crecimiento de la población activa. Pero ¿vamos a mantener estadísticamente la afloración de empleo que hemos vivido? Probablemente, no. Llegará un momento en que habrá emergido la mayor parte del empleo sumergido. Y será una buena noticia.
P. Usted sostiene que España puede, y debe, seguir creando cerca de medio millón de empleos anuales durante los próximos cinco o seis años...
R. Ha sido una gran noticia que las empresas hayan creado 700.000 empleos en 1999, y reconozco que una parte se ha debido a la afloración de economía sumergida. Me ha sorprendido que González y Almunia hayan dicho que eso es malo para la productividad. Es un grave error: confundir la productividad aparente con la competitividad de una economía. Nosotros tenemos que plantear una estrategia para crear entre 300.000 y 400.000 empleos anuales. Nos hemos convertido en una economía intensa en crecimiento y en creación de empleo. Hoy no podemos renunciar a ese camino.
P. Cuando ustedes no querían que se les responsabilizara de una evolución del empleo que era incierta, en 1996, sostenían que la creación de empleo era cosa de los empresarios. Ahora han pasado a prometer directamente, en su programa, 1,4 millones de empleos...
R. El Gobierno no crea empleo, lo han creado los empresarios y los autónomos. Estoy seguro de que los dos millones de personas que han encontrado empleo no creen que se lo deban al señor Aznar, sino a sí mismos. Y tienen razón. Que nuestro programa es hoy más concreto es tan verdad como que estamos en una situación mucho mejor: no hay un problema generalizado de desempleo, sino de desempleo femenino y en algunas zonas geográficas. Lo que el Gobierno ha aportado ha sido un marco de confianza y gestión. La bajada de tipos de interés, de impuestos, la estabilidad política y macroeconómica, la reducción del déficit público, han aportado condiciones favorables para crear empleo. ¡Qué duda cabe de que la desaparición del monopolio de Telefónica ha creado empleos...!
P. ¿Estuvo usted informado de la alianza del BBVA y Telefónica desde el principio?
R. No sé cuándo fue el principio. Estoy informado desde antes.
P. ¿Desde meses antes? ¿Semanas antes?
R. Meses, no. Desde antes.
P. ¿Tiene ya información acerca de si en esa alianza el BBVA alcanza el 10% de propiedad de Telefónica y tiene formada una opinión de lo que debe hacer en ese caso el Gobierno?
R. No. He oído que ellos dicen que su participación no llega al 10%. Si llega, el Gobierno tendrá que decir si lo autoriza o no. Pero quiero explicar algo: el BBVA y Telefónica ya estaban aliados, desde 1994, con la mediación de un Gobierno socialista que no pidió información alguna al Tribunal de la Competencia. Ahora, esas empresas sólo toman decisiones empresariales...
P. ... que a este Gobierno ¿qué le merecen: elogio, objeciones, indiferencia?
R. El Gobierno ni puede ser indiferente ni elogiar estrategias empresariales. El Gobierno es consciente de que había una alianza ya establecida, y Felipe González sabrá por qué eligió para ella a unos y no a otros. El sector financiero y el de las telecomunicaciones están llegando a alianzas en España y fuera de España. Lo importante es que esas alianzas no pueden vulnerar la competencia. Si la vulneran es ahí donde debemos intervenir.
P. En estos años parece que ustedes también han intervenido para garantizarse la fidelidad de empresas públicas privatizadas.
R. Las empresas privatizadas están en el mercado y él las juzga todos los días. Eran empresas de gestión de monopolios locales y hoy son multinacionales, cuyos gestores compiten con los mejores del mundo en mercados abiertos. Al Gobierno lo que le compete es velar por la competencia.
P. ¿Usted cree en la llamada nueva economía?
R. No es que crea, es que lo veo. Hay un país que se llama Estados Unidos...
P. ¿Usted ve a España en la senda de Estados Unidos?
R. Depende de los españoles. España, con un déficit público cercano a 1% del PIB, con una posibilidad de estar en equilibrio presupuestario dentro de dos o tres años, con una cada vez mayor liberalización de mercados y una mayor competencia puede plantearse estar en ese nuevo paradigma del que hablan los economistas. Lo que pasa es que Estados Unidos lleva 107 meses creciendo y nosotros llevamos casi 48. El desafío es crecer nosotros también durante 107 meses.
P. Ustedes han presentado un Plan de Estabilidad para 2002 con un objetivo de superávit en las cuentas públicas. Otros países europeos, como Francia, han presentado objetivos más modestos para disponer de más margen para inversiones o gastos. ¿Merece la pena forzar la máquina?
R. No es forzar la máquina, es garantizarse poder crecer durante más tiempo. El equilibrio presupuestario es un requisito para alcanzar esos 107 meses de crecimiento. El problema de algunos países europeos es que se resignan a no crecer como Estados Unidos, y nosotros no nos queremos resignar. No nos podemos permitir un Gobierno como el francés, desde el punto de vista del empleo. Aquí hay demasiada gente aún sin empleo.
P. José Barea, el primer director de la Oficina Presupuestaria creada por Aznar, ha dicho hace poco que ve "muy difícil, casi imposible, que se pueda continuar bajando los impuestos, porque eso podría poner en peligro a medio plazo la financiación del Estado de bienestar".
R. Éste es un país libre y cada cual opina lo que le parece. Las bajadas de impuestos nominales no necesariamente producen bajadas de recaudación. España es un ejemplo. Se pueden bajar los impuestos y recaudar más. Depende de otros factores. Por ejemplo, estoy seguro de que declarar tipo cero para el IAE en los negocios que ganen menos de tres millones de pesetas va a ser bueno para el empleo y para la recaudación. En España necesitamos unos impuestos más adaptados a lo que es una familia española, cuya principal renta procede de salarios y cuya principal actividad es educar a sus hijos. Que haya cinco millones de familias que no tengan que presentar la declaración el próximo junio es una buena noticia, y si pueden ser siete millones dentro de un par de años o tres, mejor.
P. ¿En qué consiste la rebaja del IRPF que han anunciado?
R. Eso lo explicará el presidente del Gobierno.
P. Un mes antes de las elecciones de 1996, Aznar denunciaba que el Gobierno tomaba a última hora "medidas que intentan condicionar e hipotecar al Gobierno venidero". El pasado día18, el ministro de Fomento, del PP, anunció que antes de las elecciones el Gobierno otorgará 10 concesiones para radio digital y 6 para telefonía local sin hilos.
R. Y va a ser así, porque está dentro de los plazos fijados. El Gobierno, en base a unos concursos públicos, con unas mesas de resolución del concurso, y en base a normas públicas, tomará una serie de decisiones y, si a alguien no le gustan, las podrá recurrir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.