No nos quedemos impasibles
A veces, la mayoría de las veces, siento vergüenza de mi condición de humano. Me horroriza el pensar hasta dónde podemos llegar. Qué barbarie, cada vez más atroz, acometeremos, sin pararnos ni siquiera un segundo a utilizar ese raciocinio que nos diferencia de las demás especies.A lo largo de la historia, desde la aparición del ser humano, ha existido un denominador común, la lucha del ser, autoproclamado, "superior" contra el considerado "inferior", ya sea por su raza, sexo, religión, pensamiento, etcétera. Lucha del todo desigual, puesto que el ser "superior" siempre ha contado y cuenta con todos los medios como para aplastar a su "mortal enemigo". Mientras tanto, los seres que supuestamente nos encontramos en la línea divisoria del virtual campo de batalla, considerándonos demócratas, progresistas, que creemos plenamente en la igualdad, no movemos, salvo minoritarias excepciones, un solo dedo en pos de esos colectivos que tanto necesitan de nuestro apoyo, solidaridad e intervención.
Hasta cuando vamos a estar cruzados de brazos. A que esperamos para presionar, desde nuestros diferentes ámbitos, a los estamentos públicos para que, de una vez por todas, se tomen en serio esta gran lacra que significan el racismo, la xenofobia o cualquier actitud que vulnere los derechos individuales o colectivos del ser humano y ejecuten las acciones oportunas para tratar de erradicar dichas actitudes, no limitándose a promover, sólo iniciativas de cara a la galería o meras declaraciones de intención, sobre todo, en periodo electoral.
Actuaciones en Educación, esencialmente, son las que propiciarían el distanciamiento, aunque paulatino, de tales actitudes. El intervenir a conciencia, desde la primera etapa educativa en materias como la igualdad, el respeto, la justicia, etcétera, sería del todo prioritario, consiguiendo con ello que nuestra sociedad futura esté desarraigada de lacra tan despreciables como las anteriormente expresadas.
Eso sí, estas intervenciones sólo tendrán éxito si existe una apuesta sin reservas desde las distintas Administraciones públicas, que conjugue y canalice todos los esfuerzos e iniciativas de la sociedad, propiciando así una intervención coordinada y eficaz.- . .
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