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Zacharias y Maazel encabezan la programación de la 61ª Quincena Musical de San Sebastián

Maribel Marín Yarza

La Quincena Musical de San Sebastián, que se celebrará entre el 9 de agosto y el 3 de septiembre, afronta su 61ª edición con una programación que incluye la presencia de Christian Zacharias y Lorin Maazel. Los dos maestros dirigirán los conciertos con los que se inicia la interpretación de los conciertos para piano y orquesta de Mozart y la integral de sinfonías de Mahler que se prolongará hasta 2002. El festival, que contará con un presupuesto de 377 millones de pesetas -un 8,5% más que el año anterior-, rendirá homenaje a Bach en el 250 aniversario de su muerte.

El director de la Quincena, José Antonio Echenique, avanzó ayer las líneas maestras que guiarán el desarrollo de esta cita con la música clásica. El festival acostumbra a celebrar todo tipo de efemérides musicales y en esta edición no podía dejar escapar la ocasión de rendir tributo a Bach, uno de los mejores compositores de todos los tiempos, en el 250 aniversario de su muerte. De hecho, la organización propone como inauguración, el 9 de agosto, un maratón Bach de mediodía a medianoche, con una serie de conciertos que tendrán su broche nocturno con actuaciones de jazz en clubes de la ciudad. Pero su figura y obra estarán presentes más allá de la jornada inaugural. Numerosos conciertos revisarán la obra del autor de los Conciertos de Brandenburgo. El 25 de agosto, el Collegium Vocale Gante interpretará en el auditorio del Kursaal su Misa en si menor; el 18, el clavecinista Pierre Hantaï abordará las Variaciones Goldberg en la sala de cámara y en una fecha aún por concretar, el cellista Mischa Maisky interpretará las seis Suites para violenchelo, dentro del mismo ciclo de Música de Cámara.

Presencia repetida

Este festival, que ofrecerá más propuestas sobre Bach, mantiene el mismo esquema que en ediciones anteriores. También propone la presencia de algunas destacadas figuras que le dieron realce en años precedentes. El pianista Christian Zacharias y el maestro Lorin Maazel, por ejemplo, repiten presencia en el auditorio. Esta vez reclamados por dos proyectos ambiciosos que la Quincena inicia este año y concluirá para 2002. Zacharias se desdoblará el 11 y 12 de agosto en director e intérprete de los conciertos para piano y orquesta de Mozart. Este año estará acompañado en el auditorio por la Scottish Chamber Orchestra y en las próximas dos ediciones del festival continuará con la integral junto al conjunto suizo de Lausanne.

Maazel se enfrentará por su parte al reto de sacar el mayor brillo a dos de las diez sinfonías de Mahler en el mismo escenario. El día 16 dirigirá a la Filarmónica de Israel en la interpretación de la nº3 y un día más tarde encabezará el concierto de la nº 2, que ofrecerán la misma orquesta y el Orfeón donostiarra junto a la soprano June Anderson y la mezzo Ewa Podless. En todo caso, Maazel tiene tarea para largo. La propuesta se cerrará en 2002 con una actuación en la que participarán la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la EGO junto a cinco coros vascos.

Los atractivos del festival no se acaban aquí. Echenique recordó ayer otras dos efemérides que marcarán el desarrollo del festival. El 500º aniversario del nacimiento de Carlos V propiciará dos salidas de San Sebastián, previsiblemente a Getaria y Hondarribia, y aproximará al público a la música europea del siglo XVI con un recorrido por los estilos de Alemania, Italia, Borgoña, Castilla e Italia.

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El 2000 también es una fecha significativa para Luis de Pablo, una de las más destacadas figuras de la creación musical española, que cumple 70 años. Por eso, Quincena Musical centrará en su obra el grueso de la programación de su ciclo de música del Siglo XX y analizará sus aportaciones en unas jornadas que se celebrarán en el marco de los Cursos de Verano de la UPV.

La oferta, como cada año, es variada. Incluye desde la versión en concierto de I Puritani de Bellini, a cargo de la Sinfónica de Euskadi, la Coral Andra Mari y solistas como Carlos Álvarez, hasta la presencia de la Royal Philarmonic Orchestra bajo la dirección de Daniele Gatti los días 29 y 30. El Ballet de la Ópera de Wiesbaden recalará en el auditorio el 22 y el 23 de agosto y se prevé la presencia de figuras aún sin confirmar. La programación no está cerrada. Si lo está su cartel, diseñado por Vicente Ameztoy. El artista ha creado un emblema que sitúa en el rostro silueteado de Bach los cubos de Moneo.

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