"Miré a mi alrededor y ya me hundí con el barco"
"Yo estaba en la sala de máquinas cuando se produjo el choque. Dicen que pasaron tres minutos hasta que el barco se hundió, pero a mí me pareció mucho menos. Subí a cubierta y ví cómo nuestro barco estaba metiendo la proa en el Espresso Catania. Nada más, porque miré alrededor y ahí mismo ya me hundí con el barco. No me dio tiempo ni a tirarme al agua". Con estas palabras resumía ayer Óscar del Río Gómez, el único superviviente del buque Zafir, su peripecia de náufrago. "No sé qué pudo ocurrir, no puedo dar más explicaciones porque no entiendo cómo pudieron chocar los dos buques", añadió este marinero de 23 años.Del Río fue recibido en el aeropuerto de Vigo, a última hora de la tarde de ayer, por un puñado de familiares y amigos que le saludaron con una fuerte y emocionada ovación. Su padre no pudo esperar a que descendiera. Apenas descolgó el avión la escalerilla, subió él a su encuentro para fundirse en un abrazo tan fuerte que a punto estuvo de romperse las gafas. Óscar había hecho el viaje desde Italia con su hermano y la novia de éste. Eso "como podéis suponer, me ha ayudado mucho a tranquilizarme", dijo.El único superviviente de los 14 tripulantes del Zafir sólo pudo repetir datos ya conocidos. El Zafir navegaba rumbo sur y, en paralelo, el buque italiano Espresso Catania. "No me percaté de ninguna maniobra y sigo sin entender cómo pudieron chocar los dos barcos", dijo. "Ni siquiera pensé que pudiera tratarse de una colisión, ésas cosas no suelen pasar en la mar".
Tampoco pudo precisar qué buque embistió al otro, ni siquiera si por parte de alguno de los dos hubo algún cambio de rumbo. "Aunque en el Zafir se hubiera producido un cambio, desde la máquina yo no lo hubiera apreciado porque no hay ninguna ventana ni ninguna referencia del exterior y, si cambia de rumbo, el barco vira lentamente, sin que puedas percibirlo", explicó.
Óscar del Río subió para asomarse a cubierta y ya se vio arrastrado por el buque que se hundía. "No sé si tardaron mucho en rescatarme. Supongo que fue rápido. En esos momentos no mides el tiempo y yo tampoco soy ningún as en el agua. Es la primera vez que me pasa algo así y de verdad que no sé", añadió cuando se le preguntó por el tiempo que pasó en el agua. Aún no sabe si volverá a embarcarse.
Una vez a salvo, a Óscar del Río empezó a embargarle la tristeza por la suerte de sus compañeros. "El primer día lo pasé muy mal, porque además estaba todo el cerco de la prensa. He pasado mucho tiempo sin dormir y si bajaba a cenar, tampoco podía hacerlo con tranquilidad porque los periodistas no cejaban". De modo que aprovechó para reclamar tranquilidad: "He querido hablar ahora para todos y no voy a hacerlo más. Que nadie me busque, por favor". El náufrago dedicó unas sentidas palabras de agradecimiento a varios agentes de la policía de Catanzaro, cuyo trato, así como el de las demás autoridades italianas, ha sido "sin duda excelente". "No tengo la menor queja".
En estos días ha hablado con algunos familiares de sus compañeros desaparecidos. "Me gustaría seguir haciéndolo para explicarles lo que yo sé, lo que yo viví, porque no puedo hablar de nada más. Estoy a su disposición, aunque no sirva de mucho", afirmó. "Ahora lo más importante es que no se detengan las operaciones de rescate: han aparecido los cuerpos de tres compañeros, pero aún quedan otros diez. Espero que no se detengan las operaciones de rescate", añadió.
El ministro de Defensa de Italia, Sergio Mattarella, accedió ayer a la petición del Gobierno español, cursada a través del embajador en Roma, Juan Prat, para que destine un dragaminas para que localice el punto exacto del mar Jónico en el que permanece hundido el Zafir.
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