La prensa de Irán: el verdadero 'partido' de Jatamí
Si hay un terreno en el que Irán ha cambiado desde la llegada al poder de Mohamed Jatamí, en 1997, es el de la prensa y la libertad de expresión. Con la radio y la televisión estatales en manos de los conservadores, los reformistas se han lanzado a la apertura de periódicos (una veintena) y, a pesar de los intentos de acallar sus voces, cada día ponen a prueba los límites de lo permisible.Como ha escrito el editorialista Ibrahim Nabavi, "la prensa reemplaza al partido que [Jatamí] no tiene". Y hasta puede que de esos periódicos salga el embrión de un futuro partido. La mayoría de sus editores y periodistas están vinculados con el Movimiento Dos de Jordad, una veintena de agrupaciones políticas pro Jatamí, entre las que destaca el Frente de Participación, e incluso algunos son candidatos al Parlamento. En uno de los gestos más significativos de la actual campaña electoral, nueve periódicos de ese movimiento han publicado una lista conjunta de candidatos, mostrando así su discrepancia con la selección y el orden de las que presentan los partidos reformistas, incapaces de acordar un cartel común.
"Si en Irán existieran partidos políticos propiamente dichos, se podría distinguir mejor quién es quién y no habría personas que una vez están a la derecha y otra a la izquierda, oportunistas que dan una imagen negativa de la política", se queja Hashem Agayari, un veterano que perdió una pierna en la guerra contra Irak y que ahora ha sido rechazado como candidato del Frente. Mientras llega ese día, el debate político ha pasado en gran medida de las mezquitas a los editoriales y artículos de los diarios. Aunque eso lleva consigo riesgos. En los últimos meses se han cerrado media docena de periódicos y varios responsables han sido llevados ante los tribunales, cuyo control sigue en manos de los conservadores.
El caso más notorio fue el cierre del izquierdista Salam, que desató la protesta estudiantil del pasado verano, los disturbios más graves desde la Revolución Islámica de 1979. Pero no ha sido el único. Antes o después, también han desaparecido del quiosco Yameé, Tous, Neshat o Jordad, cuyo director, el popular ex ministro del Interior Abdalá Nurí, ha terminado en la cárcel. Un semanario cultural, Adineh, ha recibido una suspensión por cinco años, y Yalé Oskui, directora de una revista, ha tenido el dudoso honor de ser la primera mujer encarcelada por un delito de prensa.
Nuevas licencias
No importa. Aprovechando la mayor apertura de la Administración de Jatamí para conceder licencias, los editores obtienen una nueva poco después y vuelven a la calle con otro nombre. Así, Salam se ha convertido en Bayan; Neshat, en Asr-e Azaguedan, y Jordad, en Fath. "Los conservadores se han dado cuenta y ahora ya no van contra los periódicos, sino contra los periodistas", advierte a esta enviada especial el director de un diario moderado.
"Eso es mucho más peligroso, porque el responsable último de un diario es su director, quien normalmente está relacionado y tiene medios para defenderse, pero nosotros somos más vulnerables", añade uno de sus colaboradores. Ambos tienen en mente el último caso. El dibujante Nik Ahangh-Kosar, del diario Azad, se encuentra en prisión desde el pasado día 6 a raíz de dos caricaturas consideradas insultantes para el ayatolá Mohamed-Tagui Mesbah-Yazdí, ideólogo de los conservadores y azote de los reformadores. El caso motivó una sentada de los clérigos y seminaristas de Qom, que pedían el cese del ministro de Cultura, Ataolá Mohayeraní, uno de los pilares del cambio de aires que impulsa Jatamí.
"La batalla se libra en dos frentes", explica un veterano periodista partidario del campo reformista. "Por un lado, en los tribunales y, por otro, dentro de nosotros, intentado saber hasta dónde podemos llegar". En Irán no existe la censura previa, "sólo líneas rojas", como reconoce con humor el director antes citado. "Cada día empujamos los límites un poco más allá; alguien da un paso adelante y los demás vamos detrás", explica antes de poner como ejemplo unas declaraciones de Clinton en las que pide a Irán que no ejecute a tres bahais (seguidores del culto bahai). "Hace unos meses no se nos hubiera ocurrido publicarlas y hoy ni lo hemos dudado: estarán en el periódico de mañana", concluye.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch ha denunciado estas violaciones a la libertad de expresión y pedido al Gobierno iraní que ponga fin a la persecución y detención de editores, directores y periodistas. Sin embargo, con los conservadores en los puestos clave del sistema de justicia, es poco lo que Jatamí puede hacer, y es el líder, Alí Jamenei, quien nombra al jefe del Poder Judicial.
De momento, los reformistas han logrado retrasar tres meses el debate de una ley con la que los conservadores pretendían restringir la libertad de expresión y endurecer las penas para los periodistas atrevidos, en la confianza de que el nuevo Parlamento archivará la propuesta.
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