Mirada adolescente desde África

Se llaman Cheik, Fatim, Sékou y Bintou. Viven en Malí, África. Tienen entre 14 y 17 años, y son las estrellas de un filme muy singular. Un documental televisivo cuyo objetivo es casi sociológico: recoger el choque que causa en adolescentes africanos el primer contacto con Europa. Lo coproducen la cadena catalana -TV-3- y ARTE, y es continuación de una serie internacional que iniciaron dos reporteros de la autonómica hace un par de años, Las cosas como son, que logró el mismo fin pero en dirección contraria: filmar las reacciones de jóvenes europeos ante la realidad africana.Los cuatro chicos malienses -dos varones y dos mujeres- salieron de Bamako hace tres semanas con un equipo de reporteros de TV-3, dirigido por Francesc Escribano. Desde entonces, protagonizan esta singular road movie, que se inició en Turku (Finlandia), siguió en Berlín (Alemania) y París (Francia), y finaliza en Barcelona, adonde llegaron el pasado viernes.

En Finlandia vieron la nieve por primera vez y pasaron tanto frío que Séku pilló un gripazo de aúpa. A este futuro cirujano plástico, devorador de periódicos -tiene fama de leer los diarios de cabo a rabo, anuncios incluidos-, no acabó de gustarle lo que vio en aquel país tan lejano y distinto del suyo. "Me sorprendió que haya tanto alcoholismo entre chicos de mi edad. En mi país, eso es impensable... Además, allí la gente no sonríe. Qué extraño, ¿no?", comenta. En Berlín, Cheik, que aspira a convertirse en ingeniero de telecomunicaciones, quedó impresionado ante los monumentos a Marx y Engels. "Es que los hemos estudiado este año y me interesó mucho su pensamiento", cuenta muy circunspecto. Y París los deslumbró a todos: la Torre Eiffel y Notre Dame. "Es un edificio muy bien construido, se entiende que tardaran tanto tiempo en levantarlo", analiza Bintou, que quiere ser la primera mujer piloto de Malí.

En la capital francesa los cuatro no sólo descubrieron monumentos, se dieron de bruces con el problema de la inmigración: comprobaron que los malienses no viven tan bien en el primer mundo como en su país se dice. "Los europeos separan las razas. Eso no me gusta. En París, hay barrios donde sólo viven africanos... No está bien, nada bien", lanza Fatim, Fifi para los amigos, la benjamina del grupo.

Una vez en Barcelona, dedicaron el sábado a las compras y al reposo, y el domingo se reanudó el rodaje. Ese día, los chicos descubrieron el mar, mientras que ayer pasearon por La Rambla y el Raval, un barrio en el corazón de la ciudad vieja aún marginal. Miquel García, el reportero que los acompaña en todo momento, explica que la gira por el Raval pretende mostrar a los chavales que "las diferencias no son sólo entre el Norte y el Sur, y que en el Norte también hay muchos sures".

Europa no les ha impactado hasta el punto de querer quedarse. "Me llevaría a mi país los automatismos -¡genial, que una puerta se abra sola!-, pero en Europa he visto mucha soledad...", dice Bintou. Cheik elige África "porque hay más solidaridad", aunque rechaza algunas tradiciones de su país. "Por ejemplo", concreta, "la ablación y los matrimonios amañados. Hay familias que pactan una boda cuando los niños tienen tres años. No debería ser así. Cualquier persona ha de tener derecho a elegir a su pareja". Este jueves volverán a África.