Entrevista a Juan Manuel Eguiagaray Candidato del PSOE por Murcia "En el PP habrá un inmenso barullo cuando pierda"

Frente a las reticencias sobre la deriva que podría seguir un Gobierno del PSOE e IU, Juan Manuel Eguiagaray tiene una receta mágica, cocinada en Francia por Lionel Jospin: "Sólo vamos a prometer lo que podamos cumplir".Pregunta. El Partido Popular empieza a decir que tienen ustedes un programa oculto. Lo mismo que les dijeron ustedes a ellos en 1996, cuando les vieron con posibilidades de ganar.

Respuesta. Como fórmula publicitaria, desde luego no es demasiado original. Y, sobre todo, ellos mismos saben que no tienen ninguna base para sostener eso. En una visita a Murcia, Rato dijo cuál era el coste de nuestro programa, antes de que fuera aprobado y dado a conocer.Posteriormente, tras leer el acuerdo y comprobar que no supone ningún desbarajuste y no entraña ningún riesgo, Rato ha optado por aumentar la magnitud del coste que le había asignado. Eso forma parte de la propaganda y de la ausencia de rigor con que trabaja habitualmente este Gobierno. Les da igual: pase lo que pase, ellos tienen que hablar de los socialcomunistas.

P. En el PP dicen que "el barullo vendrá si se ponen a gobernar el PSOE e IU juntos".

R. Les traiciona el subconsciente, porque están considerando seriamente que vamos a gobernar. Yo, en cambio, creo que va a ser en el PP donde van a tener un inmenso barullo cuando pierdan las elecciones. Están arracimados en torno al poder, y esto se les acaba.

P. Sus adversarios electorales dicen que el acuerdo entre PSOE e IU es una fórmula propia de quien parte como perdedor.

R. A juzgar por las actitudes de los principales dirigentes del Partido Popular, no da la sensación de que nos consideren perdedores. No hay más que mirar a Aznar y a Rato, que día tras día están dando muestras de que perciben el riesgo de perder las elecciones. Más que las palabras, sus actitudes revelan lo que de verdad están pensando. Los datos de la encuesta publicada el domingo en este diario avalan que se está acortando la distancia entre el PP y el PSOE.

P. En la presentación del programa del PP, Aznar ha dicho que los españoles deben elegir entre propuestas que dan continuidad al crecimiento logrado y "políticas del pasado".

R. Aznar no se ha enterado de que lo que no se puede ofrecer permanentemente es más de lo mismo, y que nos resignemos a que unos pocos estén muy contentos -los compañeros de pupitre de Aznar, sus colegas de negocios- y a que una mayoría esté harta de la insensibilidad y abuso del poder por parte del PP. No se ha enterado todavía de que la inmensa mayoría quiere otros gobernantes, con otro talante, con otros aliados y que ayuden a crecer más y repartir mejor, para que llegue a todos.

P. ¿Confían ustedes en que Izquierda Unida, por decisión propia, tome alguna iniciativa a última hora que favorezca la concentración de voto en las listas del PSOE para el Congreso en aquellas provincias donde puede arrebatar escaños al PP fácilmente?

R. Yo tengo toda la confianza en Izquierda Unida, que ha decidido convertirse en un partido de gobierno y que no quiere que gobierne Aznar, actúe totalmente en consecuencia. A partir del pacto entre PSOE e IU, creo que el electorado ha entendido, sin que hayamos empleado muchas palabras, el mensaje que hay detrás del acuerdo. Queremos convertir en útiles todos los votos a la izquierda. Seguro que todos vamos a hacer un esfuerzo para lograrlo.

P. Este acuerdo con Izquierda Unida ¿les fuerza de alguna manera a buscar también posiciones comunes en próximas elecciones de ámbito autonómico y municipal o esta apuesta es sólo para ganar La Moncloa?

R. Este acuerdo no es el resultado de una campaña publicitaria. Ha creado algo bastante más trascendente. Este acuerdo no se acabará el 12 de marzo, porque han cambiado las relaciones de fuerza entre derecha e izquierda.

P. La mitad de los empresarios consultados en un reciente barómetro de Arthur Andersen no dicen que consideran inviable el programa del PSOE-IU pero creen que se frenaría el crecimiento económico si hubiera un Gobierno PSOE-IU.

R. Creer que en ese sondeo, publicado hace 10 días en EL PAÍS, la mayoría del empresariado se inclinaría por un Gobierno de izquierda habría sido como esperar peras del olmo. Si nos atenemos a que el 52% cree que se frenaría el crecimiento económico y que el 48% piensa lo contrario me parece que estamos ante todo un éxito. Muestra que ni siquiera en el empresariado produce efecto el propósito del PP de atemorizar con la victoria de un Gobierno de izquierda. Los empresarios saben que somos partidarios no sólo de favorecer el crecimiento económico sino de aumentar las inversiones en infraestructuras, en educación, en formación, en estimular el uso de nuevas tecnologías...

P. ¿No cree que daría más confianza a los inversores, y también a muchos posibles votantes, que ustedes dijeran, por ejemplo, quién va a ser su ministro de Economía, si ganan?

R. No lo descarto, pero no me corresponde a mí sino a Joaquín Almunia decidir si conviene desvelar ese tipo de decisiones. De lo que nadie tiene duda es de que un Gobierno de la izquierda tendrá, como ha ocurrido en Francia o Gran Bretaña, un ministro de Economía que goce de toda la credibilidad en el mundo de la economía.

P. ¿No le preocupa que el Gobierno difunda un cálculo detallado del coste de las propuestas electorales del PSOE, desde la ampliación del horario de apertura de los centros escolares a la atención bucodental infantil, y resulte una cifra desmesurada?

R. No sólo no me preocupa sino que me parece ridículo confiar en alguien que ha calculado en tres billones de pesetas ese programa antes de que existiera y que ha sumado otro billón y medio cuando el programa ha sido aprobado. Son cosas con las que pretende atemorizar a un sector del electorado. Pero lo cierto es que nadie ha dicho que nuestro programa no sea viable, entre otras cosas porque cuando decimos que todos los compromisos se ajustarán al marco del pacto de estabilidad y de control del déficit público estamos diciendo algo muy serio: que nuestra política económica será rigurosa.