"Los padres de Madrid transmiten el estrés a sus hijos"
Las formas de llorar de un niño tienen muchas variantes. Bajo esa premisa, el pediatra Ernesto Sáez Pérez, tras 34 años de experiencia médica, ha reflejado en el libro Qué dice tu hijo cuando llora. Consejos para entender a tu bebé los tipos y las posibles causas de los llantos infantiles. Sáez Pérez estudió Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela. Desde hace cinco años es jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Getafe. Trabaja en este centro desde su fundación, en 1991, proveniente, como muchos de sus compañeros, de los equipos médicos del hospital de Cruz Roja en la avenida de Reina Victoria de la capital. Pertenece a la asociación española de Pediatría y a la sociedad de Neonatología. Antes dirigió la obra Los cuidados del niño. Conoce y comprende tu hijo, publicada en 1987. Pregunta. ¿Cuántos tipos de llantos infantiles existen?
Respuesta. Cuatro son los básicos. Los niños los utilizan para expresar sentimientos o situaciones como hambre, dolor, incomodidad o aburrimiento. El más frecuente es de hambre, aunque el más llamativo y el que más suele preocupar es el dolor.
P. ¿Es difícil entender el llanto de un bebé?
R. La experiencia nos dice que una madre suele reconocerlos en unos 15 días. Al padre le lleva algo más. Eso sí, cuanto antes se conozcan las causas, mejor para el niño. Últimamente se ha pasado de una actitud expectante y de dejar llorar al niño, a darles cariños. Además sabemos que cuanto más se tarde en coger al bebe más costará calmarlo. El tiempo prudencial para mí es un par de minutos.
P. ¿Cuál es la mejor fórmula para calmarlos?
R. El movimiento rítmico, darles el chupete o hablarles con voz susurrante suele bastar. Sabemos, por ejemplo, que el ruido de una lavadora o de una radio mal sintonizada suele calmarlos. Una empresa norteamericana comercializa un aparato que reproduce el sonido de un coche que circula a unos 60 kilómetros por hora. Hace tiempo se demostró que los niños en el coche dejan de llorar.
P. ¿Y las grandes ciudades como Madrid influyen en el llanto de los niños?
R. El llanto de por sí es universal. Lo que sucede es que los padres, al sufrir las consecuencias del estrés y del agobio de una ciudad como Madrid, lo transmiten a sus hijos. Antes, los niños estaban más arropados por toda la familia, por los abuelos. Pero al llegar a Madrid, un ciudad propensa a las individualidades, cada vez hay menos tiempo para todas las cosas. El trabajo y la prisa reprecuten en el cuidado de los niños.
P. Entonces, ¿los niños de Madrid notan ese nerviosismo de los padres?
R. El niño siempre nota cuándo le cogen unos brazos nerviosos o si la persona tiene prisa. El bebé en sí no se estresa, pero está incómodo por una situación externa a él.
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