Una tragedia en la hora de la verdad
El monolito que desde el 28 de marzo pasado vigila el tránsito de trenes en la estación de Uharte Arakil, a poco más de 30 kilómetros de Pamplona, sigue esperando una respuesta. La piedra de dos toneladas, sufragada por los 900 vecinos de este pueblo, recoge los nombres de las 18 personas que fallecieron a las siete de la tarde del 31 de marzo de 1997 en ese mismo lugar, en uno de los peores accidentes ferroviarios de la historia de España. Desde el próximo 2 de mayo, día en que se abre el juicio que aclarará el suceso, la respuesta comenzará a tomar cuerpo. La tragedia, en la que otras 150 personas resultaron heridas, se produjo al descarrilar varios vagones del Intercity Miguel de Unamuno, que cubría la ruta de Barcelona a Irún, en la estación de la localidad navarra debido, según las conclusiones de la Fiscalía, a la "conducta imprudente" del maquinista, Juan José García Fernández, y de su auxiliar Miguel Ángel Marinetto Espejo, que hicieron circular el tren a 139 kilómetros por hora tras haber rebasado dos señales, una de avanzada y otra de entrada, la última de las cuales estaba en posición de anuncio de parada. La Fiscalía acusa a ambos de 18 delitos de homicidio por imprudencia grave y de 69 delitos de lesiones y uno de aborto por las mismas causas y solicita cuatro años de prisión para cada uno en sus conclusiones provisionales.
La vista oral se desarrollará en una sala especial del Palacio de Justicia de Navarra, habilitada especialmente para poder dar cabida a todas las partes personadas. 18 letrados ejercerán la acusación particular y serán interrogados 30 testigos, entre ellos numerosos supervivientes, así como 10 peritos.
En estos años, las víctimas del accidente y sus familias han recibido más de mil millones de pesetas de indemnizaciones. Tras dos años de investigación, la juez Marisol Alejandre determinó que el maquinista y su auxiliar actuaron imprudentemente al no accionar el freno de emergencia y utilizar "antirreglamentariamente" el freno directo del tren. El juzgado analizó tres informes técnicos sobre las posibles causas del siniestro: el de Renfe atribuyó el descarrilamiento a un error humano; el del Sindicato de Maquinistas (Semaf) habló de un fallo de señales en la propia estación; el tercero, elaborado por tres ingenieros de Caminos del Colegio de Pamplona, concluyó que el accidente se produjo por el mal uso del freno y consideró verosímil la versión del jefe de estación de que el tren tenía la señal de avanzada en "anuncio de precaución" y la de entrada en "anuncio de parada".
El accidente puso en evidencia la mala infraestructura de seguridad de la línea Zaragoza-Alsasua. En la estación de Uharte Arakil la señalización se realizaba en el momento del accidente de forma manual. El pasado año, el Ministerio de Fomento adjudicó obras por 3.846 millones para extender a toda la línea el sistema ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático) y la aplicación del modelo CTC (Control del Tráfico Centralizado).
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