Mayor afirma que Xabier Arzalluz "desbarra" y que "ha enloquecido"
La escalada de enfrentamientos entre el Gobierno y el PNV subió ayer un grado más y entró en el terreno personal. El ministro del Interior, Jaime Mayor, dijo que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, "ha enloquecido y desbarra", y el portavoz, Josep Piqué, afirmó que las declaraciones de Arzalluz entran en el campo de la "abyección moral". Replicaban así al líder peneuvista, quien la víspera había dicho que España pagará a Francia otro "impuesto revolucionario" en telecomunicaciones o infraestructuras por la entrega del exjefe etarra Pakito.
"Aquí el impuesto revolucionario no sólo lo pagan de forma vergonzante los empresarios. También lo está pagando desde hace muchos años el Gobierno español [al francés]", afirmó el presidente peneuvista el martes. Mayor aprovechó ayer el furibundo ataque de Arzalluz para dar rienda suelta a la estrategia del PP contra el nacionalismo en esta campaña electoral, en la que se presenta como alternativa al PNV. El ministro parte de la base de que la actual dirección del partido de Arzalluz no tiene ninguna posibilidad de reciclaje hacia el Estatuto de Gernika y de que hay que darle una batalla frontal en las urnas para que el nacionalismo democrático cambie de rumbo.El PP acaricia como ambición política lograr los mismos escaños que el PNV -tres- en Vizcaya, una plaza fuerte del partido de Arzalluz, y batirle en Bilbao, dónde quedó a tan sólo 5.000 votos en las elecciones municipales. Su estrategia es ocupar el "centro vasco", que tradicionalmente ha ocupado el PNV, sobre todo tras el descalabro de la UCD a comienzos de los años ochenta.
El ministro fue muy claro al afirmar que el PNV trata de ocupar el terreno político de la izquierda abertzale fomentando la radicalidad y recordó que ello "es extremadamente peligroso". "Alguien está jugando a la ruleta rusa y eso es una forma de aproximación al suicidio", dijo en alusión a la actual cúpula de la formación nacionalista.
Mayor dijo que quizás haya llegado el momento de plantear debates con el PNV, que hasta ahora había evitado por "responsabilidad institucional", en alusión a que mientras este partido estuvo frente a ETA, el PP no quiso enfrentarse con él para no dar argumentos a los terroristas. Pero ante el giro soberanista del PNV cree necesario lanzar al debate público algunas preguntas: ¿quién ha sido el verdadero inmovilista en el País Vasco estos últimos 20 años?, ¿quién se ha mantenido en sus dogmas? o ¿cuál es el verdadero diálogo?
El ministro abrió la discusión al señalar, en un discurso que es parcialmente deudor de las tesis del escritor vasco Jon Juaristi, que la estrategia que sigue el PNV es la "expresión del dogmatismo y la caverna" formada por un "conjunto de historietas con las que pretenden explicar lo injustificable". Y en cuanto al diálogo por la paz que propone el lehendakari, Juan José Ibarretxe, no fue menos tajante. "No es un proyecto de diálogo sino una farsa, ya que la posibilidad de diálogo se cerró cuando el PNV pactó con ETA".
El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, insistió en que el Ejecutivo no ofrecerá pactos al PNV mientras no rompa con la organización terrorista. La clave del comportamiento del partido de Arzalluz está, según Piqué, en el pacto alcanzado con ETA en el verano de 1998. El portavoz respondió a las palabras de Arzalluz sobre la extradición de Francisco Mujika Garmendia, Pakito: "Darle un componente mercantilista a una demanda de extradición del poder judicial hacia un personaje tan sanguinario y responsable de tantísimos crímenes como Pakito es una de las cosas más viles que hemos visto en mucho tiempo".
El PSOE, por su parte, trató ayer de mediar en la polémica con una crítica a ambas partes. El candidato socialista, Joaquín Almunia, calificó de "irresponsables" tanto a José María Aznar como a Arzalluz por "ser incapaces de llegar a acuerdos para propiciar la pacificación de Euskadi y por insultarse mutuamente".
Los socialistas dieron un giro a la política de enfrentamiento con el PNV, marcado simbólicamente con el encuentro entre Almunia y Arzalluz el pasado noviembre. El PSOE asegura que el conflicto entre el PP y el PNV se debe a razones electorales y apuesta decididamente por una vía de diálogo entre todos los partidos democráticos. "El problema del País Vasco requiere un consenso que hay que buscar y conseguir, incluso estando en campaña electoral".
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