La nandrolona, una plaga con incógnitas
La nandrolona es la última plaga del dopaje en su larga travesía por el mundo del deporte. Y dentro de las dudas surgidas con las hormonas anabolizantes por si eran producidas en el propio cuerpo en determinados casos, la nandrolona ha llenado los despachos federativos de incógnitas y decisiones contradictorias. La avalancha de positivos en los últimos meses ha provocado situaciones grotescas.En principio, y a diferencia de la testosterona que genera nuestro organismo en ciertas cantidades, la nandrolona sólo puede aparecer en la orina del deportista en cantidades significativas si éste se ha aplicado inyecciones de la hormona sintética. La producción natural es muy inferior. Mientras hace años se encontraron excepciones como la del ex ciclista-escalador holandés Gert-Jan Theunisse, que producía testosterona naturalmente, con la nandrolona siguen las dudas. La ambigüedad también puede provenir de la comida.
José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo y catedrático de Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid, escribió con motivo del caso del lanzador de disco David Martínez, que achacó su positivo a haber comido carne de vaca con nandrolona: "La hipótesis de la ingestión de carne tratada con dicha hormona no está científicamente demostrada, aunque hay trabajos que indican que existiría esa posibilidad 24 horas después de haber comido determinadas partes del animal. Pero las cantidades del metabolito de nandrolona en la orina serían mucho más pequeñas de las encontradas".
Una vaca o 100 bistecs
Phillippe Bouchard, un endocrinólogo francés, dijo a propósito de otros casos en su país, como el del campeón olímpico de judo Djamel Bouras, al final declarado inocente: "Es cierto que la nandrolona es una hormona generada por el organismo, pero siempre en unos porcentajes muy inferiores. Para justificar las dosis detectadas en sus positivos esos deportistas hubiesen tenido que comer, como mínimo, 100 bistecs diarios durante un año. A vaca por jornada". Sólo si la carne, engordado el animal de forma ilegal, hubiese tenido nandrolona, como clenbuterol, podría llegar en cantidades suficientes para llegar al cuerpo humano. Pero eso sería tan discutible como la defensa del fondista alemán Dieter Baumann al que no le ha valido la defensa de que sufrió un atentado al colocarle la nandrolona en la pasta de dientes. La federación alemana le ha sancionado por dos años.
Baumann ha sido el último caso de atletas ilustres nandrolonizados antes de la confesión del cuatrocentista británico Mark Richardson. Además de sus compatriotas Doug Walker y Gary Cadogan, el más famoso Linford Christie y su alumna, Merlene Ottey. Absueltos por sus federaciones "por dudas razonables" y a la espera de sanción por la internacional. En el Reino Unido también fue declarado inocente Lenny Paul, especialista de bobsleigh al admitirse su defensa de que la nandrolona estaba en la salsa de los spaghetti Bolognesa que había ingerido.
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