EL PERSONAJE El verdugo del Barcelona Nan Ribera da el triunfo al Alavés en sus dos partidos ante los azulgrana
Restaurante italiano, champán francés y fiesta en Barcelona hasta las dos de la madrugada, hora en la que el Alavés inició el viaje de regreso en un vuelo charter -privilegio obtenido gracias a uno de los patrocinadores del club-, tras ganar por vez primera en su historia en el Camp Nou. La gesta del equipo de Vitoria -seis veces había visitado el estadio azulgrana con un empate como único premio y con el recuerdo del 7-1 encajado la última vez- la rubricó un jugador catalán, de Girona, conocido futbolísticamente como Nan (Joan) Ribera. Su gol, el único del partido, fue de una bella factura, pero menos espectacular que el que le marcó a Hesp en la primera vuelta, en Mendizorroza, tras aprovechar con una vaselina un error defensivo del Barça.Nan, un centrocampista de largo recorrido, con tendencia a ocupar el carril derecho y aptitudes para actuar como media punta, no es un goleador. Sus dianas ante el Barça han sido las únicas en lo que va de Liga pero han valido su peso en oro y han significado -por más que el Alavés permanezca imbatido lejos de su campo desde el 7 de noviembre- las dos inesperadas victorias de su equipo ante el Barça.
Por una extraña decisión técnicas, Ribera actúa en el Alavés, quinto clasificado, en calidad de cedido por el Espanyol, diez puestos más abajo en la tabla. Llegado hace un año y medio al club de Montjuïc con el visto bueno de José Antonio Camacho pero ya cuando la dirección técnica pasó a poder del argentino Marcelo Bielsa, tuvo que refrendar lo que había apuntado en el Figueres en Segunda B actuando con el equipo filial que afrontó la Copa Intertoto. Acabó convenciendo a Bielsa, primero, y a Brindisi, después, para sumar en su estreno en Primera 26 partidos y dos goles. Pero el Espanyol empezó a fichar y Nan Ribera acabó siendo cedido. Esta temporada ha encontrado la felicidad en Vitoria, donde es titular habitual.
A sus 24 años, este estudiante de Empresariales y perico de pura cepa -su padre, Josep, ya jugó en el Espanyol desde 1959 hasta 1962- se está ganando a pulso el regreso al equipo de Paco Flores, el respeto unánime en la competición española y una lógica alergia por parte del Barcelona, su víctima propiciatoria.
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