Bossi renuncia a la Padania para aliarse de nuevo con Berlusconi
La Liga Norte abandona el secesionismo con vistas a las elecciones regionales de abril
"Roma ladrona" tiene los días contados como grito de guerra de los militantes de la Liga Norte, la federación de partidos independentistas creada por Umberto Bossi, que aterrizó en la política italiana a comienzos de los años noventa. Con las encuestas en la mano, Bossi ha optado por volver al redil y está a punto de cerrar una nueva alianza con Silvio Berlusconi, líder del Polo y magnate de la televisión, con vistas a las elecciones regionales del 16 de abril.
A cambio de reincorporarse a una coalición que dejó en la estacada en noviembre de 1994, la Liga ha renunciado a la Padania, y ha hecho las paces con el Vaticano. A fines de enero se consumó la transformación. La Liga Norte dejó caer discretamente la parte final de su nombre, que rezaba "partido por la independencia de la Padania", aunque sin renunciar a "su identidad". Un gesto concebido para contentar a los dos aliados menores del Polo, la derechista Alianza Nacional y el democristiano Centro Cristiano Demócrata (CCD) que desconfían de las verdaderas intenciones de Bossi.Berlusconi, en cambio, el gran patrón del centro-derecha italiano se muestra seguro de que esta vez las cosas irán por el buen camino. "Todos hemos madurado en estos años", afirma el profesor Giuliano Urbani, estudioso del partido de Berlusconi, Forza Italia, recordando la amarga experiencia del 1994 cuando, después de llevar a Berlusconi a la presidencia del Gobierno italiano, la Liga rompió la alianza abandonando un Ejecutivo que se vino inmediatamente abajo.
Las cosas han madurado, efectivamente. En primer lugar, la respuesta de los ciudadanos. En las últimas elecciones europeas, de junio de 1999, la Liga Norte obtuvo el 4,5% de votos. Una caída en picado si se compara con el 8,4% que conquistó Bossi en 1994.
Pero hay una razón más profunda para justificar el cambio. La estrategia secesionista de la Liga se basaba, según el profesor Ilvo Diamanti, estudioso del movimiento padano, en la convicción de que Italia no entraría en el euro. Cuando el profesor de Bolonia Romano Prodi ganó las elecciones de 1996, al frente de El Olivo, la situación económica del país era tan desastrosa que Bossi estaba seguro de que el Gobierno de centro-izquierda duraría unos pocos meses y habría que celebrar elecciones anticipadas. A los italianos del Norte, la Liga les serviría entonces en bandeja la única opción razonable de entrar en la moneda única: la Padania. Es decir, una nación de límites imprecisos situada al Norte de Italia, donde se concentra la industria y la riqueza del país capaz de alcanzar el objetivo del euro una vez liberada del lastre del centro-sur.
Pero el guión no se desarrolló así. Italia entró en el euro en mayo de 1998 y la Padania comenzó a languidecer. A partir de entonces, la Liga ha ido cuesta abajo. Bossi se propone ahora gestionar sus votos de forma diferente. El primer síntoma del cambio fue el deshielo con la Iglesia. Bossi, famoso por sus alegatos furibundos contra el Vaticano, concedió en octubre una entrevista al diario Avvenire, órgano de prensa de la Conferencia Episcopal Italiana, en la que se deshacía en elogios al Papa.
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