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Entrevista:AMIGOS Y VECINOSFERRAN MASCARELL

"CiU siempre ha sido hostil a la cultura" RAMÓN DE ESPAÑA

Pregunta. Me acabo de cruzar con Andreu Morte y está que se sale con lo del festival de Sundance. ¿De qué va este hermanamiento moral entre la ciudad de Barcelona y el Estado de Utah?Respuesta. Ya te lo explicará Andreu.

P. Avánzame algo, hombre.

R. Bueno, se trata de un acuerdo con la gente del festival para elaborar proyectos cinematográficos, a nivel de guión básicamente, que luego puedan ser desarrollados y distribuidos internacionalmente. La gente de Sundance tiene dos o tres delegaciones en Estados Unidos y una en México, y nos pareció interesante que la sede europea estuviera en Barcelona.

P. ¿La Generalitat está también en ello?

R. De momento no. Ya conoces su legendaria hostilidad a la cultura. Y si no, basta con echarle un vistazo a la lista de consejeros de cultura de los últimos 20 años. Mi favorito es Ferrer, el hombre que se inventó aquella grotesca comisión modernizadora de Cataluña.

P. Había gente decente: Pau Riba, Toni Miró...

R. Ya lo sé, ¿pero tú crees que modernizar Cataluña es algo que se hace montando reuniones con té y pastas?

P. ¿Qué tal con Vilajoana?

R. Es un tipo bastante más simpático que Pujals, aunque también es verdad que eso no cuesta mucho.

P. Puestos a aguantar cuatro años más de pujolismo, a mí me hubiera gustado que le dieran el cargo a Villatoro, que es un hombre que me cae bien.

R. A mí también. Ahí se metió por enmedio Artur Mas. Supongo que a la hora de elegir entre un publicista y un intelectual no se lo pensó dos veces. Por otro lado, aunque las intenciones de Vilajoana sean buenas, su margen de maniobra es tan escaso como su presupuesto. Piensa que esta gente se lo gasta casi todo en TV-3. Por motivos obvios.

P. Un publicista en Cultura, colocado por un delfín con pinta de comercial. Cada vez que veo a Mas por la tele pienso que se me va a quedar mirando y me va a decir algo como: dése prisa en comprar, que este piso tiene muchos novios. Con ese panorama, yo creo que lo que ha perdido a Villatoro es su interés no disimulado por la cultura.

R. Probablemente. Y la cultura... La cultura sólo es la manera de entender una ciudad, una sociedad, un país.

P. Todo el mundo da por sentado que te caerá el Departamento de Cultura si algún día los sociatas ganáis las elecciones.

R. Pues no sé por qué, la verdad. Me siento incapaz de prever el futuro y Maragall tampoco es precisamente una persona previsible. Pero no me preocupa demasiado. ¿Tú me ves como alguien con grandes ambiciones políticas? Yo creo que no lo soy. Prefiero ir afrontando los retos a medida que me los voy encontrando. Sí, me gusta trabajar en el terreno de lo público, que es donde la cultura y la realidad se encuentran, pero te aseguro que no tengo ningunas ganas de acabar de ministro en Madrid o algo así. Soy historiador y, aunque tengo esa disciplina muy aparcada, es muy posible que me entren ganas de volver a ella.

P. ¿De qué va ese dietario que estás escribiendo en tus ratos libres?

R. Llevo unos cuatro años con él, dedicándole más tiempo durante los dos últimos. Es una serie de reflexiones a pie de obra sobre todos los temas que te puedas imaginar. Lo publicaré algún día, pero aún falta tiempo para eso. ¡Si lo publicara ahora, tendría que eliminar bastantes párrafos!

P. ¿Reflexiones conflictivas sobre personas que todos conocemos, tal vez?

R. Sin comentarios.

P. Dices que no tienes grandes ambiciones políticas, pero en cierta medida te has convertido en un político.

R. Yo creo que tienes que ocuparte de la política si no quieres que la política se ocupe de ti, pero nunca he planificado mi carrera. Mira, mi padre tenía una pequeña tienda de comestibles en Sant Just y su ilusión era que yo tuviera una tienda más grande. Me salí de su planificación estudiando Historia y Económicas, aunque a mi padre eso de ir a la Universidad le parecía una pérdida de tiempo. En el 68 pasé de largo por París, aunque vi que había cierto follón, porque quería llegar a Amsterdam, que me parecía un sitio más enrollado. No puedo inventarme, como hacen otros, un pasado hippie porque a mí los que de verdad me gustaban eran los beatniks. ¿A ti te parece que eso es planificar?

P. Pero a mediados de los setenta fundas L'Avenç, una revista dedicada a la historia de Cataluña. Si no te gusta el término planificar, hablemos de oportunidad o de esa inteligencia emocional con la que se ha forrado Daniel Goleman.

R. Era un proyecto apetecible para un historiador, además de oportuno, como lo fue después la revista Saber, y era divertido. Era divertido ir a sablear al pobre Oriol Regàs, víctima propiciatoria para este tipo de cosas, y sacarle 75.000 pesetas. Era divertido ir a ver a Pere Duran Farell, con vaqueros y melena, y conseguir que en vez de echarte a patadas de su despacho, que es lo que yo pensaba que sucedería, te pasara unos contactos en Hidroeléctrica y Catalana de Gas y les acabaras sacando un kilo a cada empresa.

P. ¿También fue divertido ser fichado por la gran familia socialista?

R. Todo empezó con un encargo concreto: diseñar lo que acabaría siendo el CCCB. Y eso fue divertido y estimulante.

P. Algo se debió de torcer cuando te fuiste cinco años a dirigir la sede barcelonesa de la Sociedad General de Autores.

R. Coincidió con la etapa de Bohigas en el Ayuntamiento.

P. ¿Y?

R. Digamos que Oriol es un tipo al que aprecio demasiado como para tener que cabrearme con él. Teníamos puntos de vista diferentes sobre algunos asuntos y habríamos acabado chocando. Surgió lo de la SGAE, como han ido surgiendo todos mis trabajos, y me metí de lleno. Mis objetivos eran remozar la institución en Barcelona y darle una sede en condiciones. Creo que los cumplí.

P. ¿Qué te aporta ser concejal de Gràcia? Supongo que no lo haces por acumular cargos.

R. Me aporta el contacto con la realidad. A veces la cultura es un término tan elevado que corres el riesgo de olvidarte de que siempre ha de mantener una relación armónica con las personas. Gràcia es un barrio que me gusta mucho y que veo como un microcosmos, como una versión a escala reducida de la gran ciudad, como algo cercano y pequeño que ayuda a entender los grandes temas.

Vicens Gimenez

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