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El Araba llega a tiempo para la Copa

Los gremios por fin se han puesto de acuerdo. Se asegura en Vitoria que faltan encofradores, albañiles, soldadores, carpinteros,... Tal vez sea verdad, y resulte que todos se han encerrado estos días en el pabellón Araba (lugar americanizado hace meses con el desgraciado nombre comercial de Araba Arena).Ayer, el día en que las instituciones locales visitaron la instalación para apuntarse el tanto de la obra bien hecha, se pudo comprobar que un centenar de personas de distintas empresas y profesiones pueden coordinarse, acelerar los ritmos acordados y convertir un recinto espartano en un gran coliseo, con sus comodidades y todo. Aunque sea con olor reciente a pintura y a pesar de esos imponderables (la gripe que afectó a un tercio de los empleados de la contrata, por ejemplo) que aquí no han tenido ninguna repercusión en el tiempo de entrega y que, en cambio, en las obras domésticas convierten el arreglo de un rodapié en un ejercicio faraónico. El caso es que en un tiempo récord el pabellón Araba estará a punto para que este fin de semana se dispute allí la Copa del Rey de baloncesto, una competición que atrae a cerca de 500 periodistas, aficiones de siete ciudades más la vitoriana, un centenar de personalidades y un espectacular despliegue de cámaras de Canal +.

1.800 millones de inversión

Vitoria es sede de este acontecimiento por accidente, y nunca mejor dicho. Debía esperar al año próximo, porque Málaga era la elegida para la edición de 2000. Pero unas grietas en el nuevo pabellón andaluz obligaron a cambiar sobre la marcha de ciudad. El Araba, sin embargo, no estaba acondicionado. Tenía los servicios básicos, construidos hace un año en una reforma meteórica que le había convertido en poco tiempo en un recinto apto para 9.500 localidades (antes acogía 5.200) a costa de una inversión de 1.200 millones. Así que desde septiembre, cuando se conoció el cambio de sede, los trabajos se han acelerado.

El Ayuntamiento ha invertido 1.377 millones para aumentar los accesos y evitar así el efecto embudo que se forma en cada partido del Tau. Se ha construido un nuevo vial que podrá usarse, aunque no se terminará hasta abril; y se han añadido mil plazas de aparcamiento a las 500 ya existentes. Dentro de tres meses, el aforo definitivo será de 2.700. En realidad, estos trabajos se debieron acabar en la anterior legislatura. Pero la expropiación de los terrenos alargó el proceso.

La Diputación, por su parte, ha gastado 500 millones en acondionar el interior del pabellón. En sólo tres meses se han acabado los trabajos, aunque el plazo era mayor. El Araba ha cumplido esta vez, de nuevo, su condición de obra pública excepcional. Los trabajos que en él se realizan siempre terminan antes de tiempo. El estadio de Mendizorroza sirve como paradigma justamente de lo contrario.

Pero el Araba no estará exento de algunos inconvenientes. Las plazas de aparcamiento se antojan, pese a todo, insuficientes, y algunas de ellas presentarán un aspecto provisional. Desde abril, si se cumplen las previsiones, todo será definitivo. Así que a partir de entonces el pabellón vitoriano deberá disponer de las condiciones para hacer las funciones para lo que se ha reformado: convertirse en un multiusos con capacidad para atraer grandes espectáculos deportivos, culturales y musicales. Por ahora ya hay una cita en el horizonte. El año próximo, Vitoria acogerá el mayor acontecimiento baloncestístico que puede organizarse fuera de la NBA: la Final a Cuatro, con los mejores clubes de Europa jugándose el máximo título continental.

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