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El equipo que necesita al pueblo

La vocación sentimental del equipo Euskadi de ciclismo se diluyó en 1997 con la llegada de Euskaltel, un patrocinador que aliviaba las estrecheces económicas del club y animaba sus perspectivas deportivas. En dos años, la firma de telefonía ha avalado el proyecto deportivo de Julían Gorospe, el equipo ha ganado empaque y sus representantes cotizan al alza en el mercado ciclista. Sin embargo, el equipo Euskadi se ha alejado progresivamente de su principio fundacional: en consecuencia, su masa social no ve, hoy por hoy, razones para adherirse o, peor, para no descolgarse de un proyecto cada vez más empresarial y menos sentimental. Pero el equipo sigue necesitando dinero y ha lanzado una nueva y decidida campaña de captación de socios para invertir la tendencia decreciente inaugurada en 1997. También, para cortar la fuga de sus mejores elementos, tentados por contratos o proyectos deportivos más interesantes. Los gestores del Euskaltel-Euskadi (la propia denominación del equipo realza el papel del patrocinador) consideran que con cerca de 3.000 nuevos socios cerrarían un presupuesto satisfactorio y garante de la buena salud deportiva del equipo. Sin embargo, la necesidad planteada por los dirigentes del equipo no puede ya sustentarse sobre la misma base que sujetó la génesis del grupo, hace ya seis temporadas.

Entonces, se trataba de solicitar el esfuerzo de particulares combinado con aportaciones discretas de ciertas empresas, descartada por imposible (en ese momento) la participación de un patrocinador poderoso. Era un asunto de corazón, extremo que apenas se sostiene hoy en día porque la formación Euskadi sobrevive gracias al apoyo de Euskaltel. Ahora, el equipo regresa asus planteamientos iniciales no ya para existir sino para crecer, y en este punto el único argumento capaz de interesar a los aficionados se escribe en francés: el Tour. Miguel Madariaga, presidente de la escuadra, vincula la participación de sus corredores en la ronda francesa a la respuesta afirmativa de los socios, es decir, de la captación de al menos 3.000 nuevos socios que se añadirían a los 3.800 censados en la actualidad.

El equipo alcanzó su techo de afiliados en 1995, un año después de su nacimiento. Contaba por aquel entonces con 5.782 socios, cifra que se mantuvo estable hasta la llegada de Euskaltel en 1997. Un año después, perdió cerca de 1.200 abonados, 200 más en 1999. Pero en lo deportivo, el conjunto no ha dejado de crecer, de mejorar sus prestaciones y se ha ganado el respeto en el pelotón internacional. También cierta indiferencia en cuanto al compromiso económico-personal del que disponía en sus orígenes. Madariaga pretende invertir la tendencia usando el cebo del Tour. Sus aspiraciones acabaron la pasada campaña en frustración, puesto que, en contra de la rumorología, la Sociedad del Tour no retuvo ninguna invitación para su equipo.

Julián Gorospe, director deportivo de la formación, reconoce las dificultades para colarse en la selección del Tour: "Hay que demostrar mucho y también trabajar. La verdad es que no está fácil porque necesitamos una invitación del Tour al no tener los puntos suficientes que dan acceso directo a la carrera. El año pasado nos tuvieron un poco en vela y al final no entramos pero los organizadores siempre tratan de ampliar su abanico e invitar a equipos que destacan por su combatividad, equipos capaces de animar la prueba. Por ahí sí que tenemos alguna opción".

Implicar a las instituciones

La campaña de captación de socios, animada por el lema "Ahora es cuando más os necesitamos" no hace alusión única al aficionado de a pie, también se dirige a las instituciones vascas de las que reclama un mayor apoyo: "Su ayuda es insuficiente, sobre todo si tenemos en cuenta la participación de Euskadi en todos los soportes publicitarios del equipo", recuerda la Fundación. Los gestores del equipo sienten que sus corredores se han convertido en una suerte de embajadores espontáneos de Euskadi por las carreteras españolas y europeas y reclaman que su trabajo de marketing espontáneo sea contemplado por las instituciones y remunerado convenientemente. La hipotética inyección de nuevos capitales suscitaría un debate deportivo: ¿fomento de la cantera o fichajes de estrellas?

Efectos de la notoriedad

Efecto de la notoriedad, el Euskaltel-Euskadi empieza a acostumbrarse (eso sí, con dolor) a formar corredores más tarde reclamados por el dinero y la notoriedad de grandes escuadras. Como Joseba Beloki, por tomar el último y más controvertido ejemplo. Despuntar y hacer las maletas, cruzar descalificaciones mutuas con el presidente de la Fundación, vestir los colores del Festina, el equipo de todos los escándalos ahora concentrado en limpiar su imagen: este fue el caso del prometedor Beloki. Euskaltel-Euskadi reclama ahora más apoyo financiero para retener a sus corredores o, en su defecto, para acceder en condiciones dignas al mercado ciclista. Para no convertirse en una formación puente, un criadero de talentos. Igor González de Galdeano, por citar un caso, si confirma lo apuntado. De momento, el equipo ha reforzado su recurso a la cantera y ha contratado a cinco corredores aficionados. Cinco de los mejores amateur de las últimas campañas. "No están todos los que podían haber estado", reconoció el pasado mes de octubre, durante la presentación de sus adquisiciones, Julián Gorospe. Su aseveración pudo ser interpretada por los damnificados del pelotón vasco aficionado como una forma de pedir excusas: todos los años se suscita la misma polémica que enfrenta al equipo con los que consideran carente de objetividad y revestida de nepotismo la elección de los nuevos profesionales. Los cinco fichajes (Iban Mayo, Samuel Sánchez, Rubén Díaz de Cerio, Josu Silloniz y Gorka Arrizabalaga) pocas cosas más debían demostrar en la antesala del profesionalismo. Todos compartirán el mismo maillot. Hoy, los dirigentes del equipo se preguntan hasta cuándo.

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