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FÚTBOL 21ª jornada de Liga

El Oviedo se da un respiro ante la inoperancia del Zaragoza

El Oviedo encontró un bálsamo el día que el calendario le asignaba para el sufrimiento. Sumó los tres puntos y se quedó todo el botín, dejando para el Zaragoza el poso de la inoperancia que planeó sobre todo el partido.Ambos equipos se excedieron en su economía de medios. El Zaragoza se reservó una buena dosis de indolencia, ese virus de suficiencia que ataca a equipos encaramados en lo alto de la clasificación y que se niegan a optar seriamente al título cuando se discute si pueden o no hacerlo.

El Oviedo, que vivía cada jornada más incómodo en el furgón de cola, encaró el encuentro haciendo acopio de precauciones, temeroso de la trayectoria reciente de su rival. Las precauciones de los azules y el punto de absentismo aragonés fabricaron una especie de somnífero, que durmió a todo el estadio hasta que el Zaragoza encontró el castigo a su falta de carácter para ir a por la victoria.

OVIEDO 1 ZARAGOZA 0

Oviedo: Esteban; Danjou, Onopko, Boris; Eskurza, Iván Iglesias (Nadj, m. 46), Paulo Bento, Pompei, Rabarivony (Iván Ania, m. 60); Losada (Rubén, m. 74) y Dely Valdés.Zaragoza: Juanmi; Pablo (Acuña, m. 79), Paco, Aguado, Lanna; Juanele, Aragón, Helguera, Vellisca; Radimov (Marcos Vales, m. 79) y Milosevic (Jordi, m. 66). Gol: 1-0. M. 63. Dely Valdés cae en el área empujado por Paco. El penalti lo transforma el propio Valdés. Árbitro: Antonio Llonch Andreu. Amonestó a Pablo, Danjou, Aragón, Dely Valdés, Aguado, Milosevic, Nadj, Paulo Bento y Esteban. Carlos Tartiere. Unos 11.000 espectadores

El Oviedo se agarró a un forcejeo entre Paco y Dely Valdés en el área visitante, que dio con el panameño en el suelo y el pasaporte al partido. El Zaragoza protestó airadamente el penalti, y después se fue por el desagüe. Ejemplo de su falta de reacción fue Milosevic, a quien el técnico Txetxu Rojo hubo de sustituir apenas subió el gol al marcador, cuando el serbio, entre inoperante, desasistido y desquiciado, ya había perdido la paciencia y los papeles.

El Oviedo vivió con cierta comodidad hasta el final, sólo apremiado por su propio estado de ansiedad. De hecho, el Zaragoza se salvó de más goles en contra gracias al acierto de Juanmi, primero al robarle un balón a Dely Valdés en un mano a mano decisivo y, en el tiempo añadido, al meter la mano atinadamente en la única acción lustrosa de toda la tarde, un disparo envenenado de Rubén que iba directamente a la red.

Si el equipo aragonés era un candidato a la Liga antes de ayer, de Oviedo habrá salido lleno de dudas. También se marchó con la quinta tarjeta amarilla de Milosevic y con la sensación de no haber respondido a las expectativas creadas en las últimas jornadas.

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