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Reportaje:EXCURSIONES

El camino de la sabiduría

Una senda de educación ambiental lleva por zonas poco transitadas de este famoso valle de Navacerrada

Hace ya tres cuartos de siglo, Constancio Bernaldo de Quirós observó dos éticas antagónicas entre quienes visitaban el Guadarrama: la montañera y la mundana. "El verdadero montañero", escribió este pionero del excursionismo madrileño, "recorre las sierras en pequeños grupos silenciosos, vestido de tonos obscuros, tendiendo a confundirse con las gentes del país, enamorado activa y contemplativamente de las diversas manifestaciones de la montaña" (Alpinismo, 1923). Los mundanos, en cambio, venían a esquiar llamativamente ataviados -de snovistas, con uve de nieve, les motejaba Constancio- o a irradiar vida social desde sus hotelitos -aún no se les llamaba chalés- de Cercedilla o El Escorial. Hoy, a Dios gracias, van quedando pocos mundanos puros, pero a los pocos que quedan, puede hallárseles en la Barranca de Navacerrada.Zapato fino y anorak

El valle de la Barranca es la calle Serrano del Guadarrama, donde los Borjas y las Pilucas se pasean luciendo una deliciosa combinación de zapato fino y anorak apto para escalar la cara sur del Annapurna. Ni que decir tiene que sus paseos no les llevan demasiado lejos del aparcamiento, y jamás fuera de la pista forestal que corre por el fondo del valle. Allá arriba, la Maliciosa les ofrece un perfil tan tentador como el morro de un rinoceronte o la nariz de Rossy de Palma, a los que ciertamente se parece. Y, además, han de estar de vuelta para el aperitivo en Navacerrada o en el hotel La Barranca, lugar que adoran no tanto por las vistas o la calidad de las instalaciones, como por los precios, apropiadamente caros.

El valle es una pocholada, que dirían ellos. Nadie lo niega. Pero quien no lo conozca y desee recorrerlo sin limitarse al paseo de los mundanos, hará bien en seguir la senda de educación ambiental, no ha mucho habilitada, que rodea el extremo meridional de la cuerda de las Cabrillas: una serrezuela panorámica y pinariega que se alza frente por frente de la Maliciosa, cerrando el valle por poniente.

El camino sigue inicialmente la pista forestal que nace al final de la carretera de acceso al valle, ascendiendo por la margen derecha del río de Navacerrada, el cual veremos remansado en los pequeños embalses del Pueblo de Navacerrada y del Ejército del Aire. Antes de un kilómetro, la pista rebasa el área recreativa de Las Vueltas, traza luego una cerrada curva a mano izquierda y, en la siguiente -que lógicamente es a man-derecha-, se ha de abandonar por la senda que arranca tras un refuerzo de piedra en la cuneta.

Diez paneles informativos jalonan esta senda, gracias a los cuales el niño y el excurionista novel aprenden a reconocer (y, andando el tiempo, a amar) especies vegetales como el pino albar, la jara estepa, el cantueso, la gayuba y el enebro rastrero; aves como el herrerillo capuchino o el pico picapinos; mariposas como la Graellsia isabelae, y montañas como la Maliciosa y el Peñotillo.

Como a una hora y media del inicio -cuatro kilómetros-, la senda muere en la explanada que antaño ocupaba el Real Sanatorio de Guadarrama -Walpurgis, para los serranos-, donde los tuberculosos gozaban de aire puro y espléndidas vistas del valle del Guadarrama, desde la sierra del Hoyo de Manzanares hasta El Escorial. Cruzando la explanada, daremos con una pista forestal -la misma del principio- que, siguiéndola a la derecha, nos llevará en rápido ascenso al mirador de las Canchas y luego en largo zigzag al fondo del valle, donde los mundanos, a estas alturas del día, andarán ya con el vermú y comparando sus costosos forros polares.

"La práctica de la montaña", decía Constancio, "impone una moral pura y elevada, fruto de las virtudes humanas cardinales, que descalifican instantánea y definitivamente a cuantos desean importar en aquella las pequeñas debilidades". Como su maestro Giner, creía que el amor a la naturaleza -¡y qué cerca la del Guadarrama!- nos haría mejores. Por caminos como éste se empieza.

A pie o sobre esquíes

- Dónde. La Barranca se halla a 60 kilómetros de la capital yendo por la carretera M-607 (de Madrid a Navacerrada por Colmenar) y tomando el desvío señalizado a la derecha nada más pasar el hito del kilómetro 57. Hay autobuses de La Sepulvedana (teléfono 91 5304800; salida del intercambiador de Moncloa) hasta el pueblo de Navacerrada, que dista tres kilómetros del valle de la Barranca. - Cuándo. Ruta circular de 10 kilómetros -tres horas y media de duración, sin contar paradas-, con un desnivel de 350 metros y una dificultad baja, recomendable en cualquier época del año. En tiempo de nieve, constituye un excelente circuito de esquí de fondo.

- Quién. La Consejería de Medio Ambiente organiza excursiones gratuitas con guía -para escolares y adultos- por las sendas del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, incluida la del valle de la Barranca. Información y reservas en el teléfono 91 8539978.

- Y qué más. Aunque la senda está jalonada con paneles informativos, no está de más llevar la siguiente cartografía: hoja 18-20 (referida a Cercedilla) del Servicio Geográfico del Ejército, o la equivalente (número 508) del Instituto Geográfico Nacional; mapa excursionista Sierra de Guadarrama, editado por La Tienda Verde (teléfono 91 5343257).

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