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LA PRECAMPAÑA DEL 12-M

El jefe del Ejecutivo reclama ahora diálogo a los nacionalistas

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar abrió ayer un paréntesis en los duros ataques que ha dirigido a los nacionalistas y que han teñido el arranque de la precampaña electoral. Aprovechó el acuerdo suscrito la víspera entre su Gobierno y el Ejecutivo vasco, por el que se retiran los recursos ante los tribunales que afectaban a la aplicación del Concierto Económico, para dirigir a los partidos nacionalistas el mensaje de que les va mejor con la política de diálogo institucional con el Gobierno que con las políticas de confrontación.Acompañado del primer ministro belga, Guy Verhofstadt, Aznar descalificó la propuesta socialista de lograr un acuerdo con los partidos nacionalistas y regionalistas, tras las elecciones del 12 de marzo, que le permitirían una nueva mayoría. "Que no cuenten conmigo para hacer políticas frentistas", dijo en alusión al PSOE. Aznar ya conocía la posición de su principal socio esta legislatura, Jordi Pujol, que ayer expresó su rechazo a repetir a escala nacional el "modelo balear" -que permitió al PSOE, que quedó en el segundo puesto en las elecciones autonómicas del pasado 13 de junio, junto a una amplia coalición de partidos nacionalistas y regionalistas desplazar al partido más votado, el PP, del Gobierno regional-, y al que aludió la víspera el portavoz socialista en el Parlamento catalán, Pasqual Maragall.

La misma moderación mantuvo, pocas horas después, en una entrevista en Tele 5. Las advertencias que dirigió a CiU, el lunes, en las que aludió a la posibilidad de retirar el apoyo del PP al partido de Pujol en el Parlamento catalán, tras haber amagado CiU con la posibilidad de no pactar con el partido vencedor el 12-M, fueron sustituidas ayer por un tono conciliador. "CiU va a tener una responsabilidad muy importante" en la siguiente legislatura. Extendió la moderación, incluso, al PNV. "Yo no he cambiado. Es el PNV el que ha tomado otro camino". E incluso dejó una puerta abierta: "No hay nada insalvable".

Sobresueldos

Aznar, en una entrevista en la que no ofreció novedades, pasó su momento más apurado cuando le preguntaron por el presidente de Telefónica, Juan Villalonga, y las stock options (sobresueldos de la compañía). Una vez más se sacudió la responsabilidad política del Gobierno con el argumento de que Telefónica es una empresa privada. No negó que Villalonga fuera amigo suyo, pero dijo que tenía muchos y, en un tono propagandístico, resaltó que sus amigos son los que tienen un nuevo empleo, los que pueden conseguirlo y los no tienen que hacer declaración de Hacienda.

Insistió en algunas claves de su campaña electoral, como el objetivo del pleno empleo, en el que encuadró la promesa de una nueva rebaja fiscal que, según precisó, afectará especialmente a las familias y a las pequeñas y medianas empresas. Además del empleo, estableció como objetivos la educación y las infraestructuras.

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