Rusia asegura que sus tropas avanzan ya hacia el centro de Grozni
Fuentes militares rusas aseguraban al caer la noche de ayer que tropas de tierra, apoyadas por bombardeos aéreos y de artillería, avanzaban hacia el centro de Grozni. No estaba claro si era un intento más, de los muchos fracasados que ha habido en las últimas semanas, o el asalto definitivo para conquistar la capital chechena. Entretanto, el Consejo de Europa estudia la exclusión de Rusia.
El presidente en funciones, Vladímir Putin, recibió ayer en Moscú a una delegación del Consejo de Europa encabezada por David Russell-Johnston, quien declaró que la asamblea parlamentaria del organismo que vela por el respeto de los derechos humanos en el Viejo Continente podría discutir la próxima semana la exclusión de Rusia.Según la agencia Itar Tass, que citaba al servicio de prensa de las tropas federales en el Cáucaso Norte, ayer se estrechó desde todos los puntos cardinales el cerco sobre los combatientes que defienden Grozni. Supuestamente, hubo al menos seis intentos fracasados de los rebeldes de huir de la ciudad, y los intensos bombardeos obligaron a éstos a refugiarse en los sótanos.
No hay, sin embargo, ninguna evidencia de que la ciudad esté a punto de ser conquistada, pese a la desproporción de fuerzas, ya que son menos de 2.000 los guerrilleros que se enfrentan allí a la impresionante máquina de guerra rusa. El mismo triunfalismo de los mandos rusos parece haberse contenido en las últimas semanas a la vista de que la toma de Grozni no está resultando el paseo militar que pronosticaban en diciembre. La peor parte de la batalla la llevan las decenas de miles de civiles (en su mayoría ancianos, mujeres y niños) que soportan, escasos de alimentos, el diluvio de bombas.
"Si alguien pretende acercarse a nosotros con sanciones, no necesita viajar a Moscú o al Cáucaso Norte", aseguró el ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, tras la entrevista entre Russell-Johnston y Putin, que duró tres horas, en lugar de una como estaba previsto. Ivanov marcaba así los límites a cualquier intento desde el exterior de mediar en el conflicto.
Las posibilidades de Putin de ser elegido presidente en las urnas el 26 de marzo guardan estrecha relación con el curso de la guerra. Los éxitos o fracasos militares, además de la ausencia de una alternativa clara al presidente interino, determinarán el resultado de los comicios. Por el momento, la dureza de Putin le ha granjeado un apoyo masivo, que las últimas encuestas cifran en el 55% de la intención de voto.
Russell-Johnston le planteó dos peticiones en nombre del Consejo de Europa, al que Rusia también pertenece y cuyos principios se ha comprometido a respetar. La primera, que se hagan los máximos esfuerzos por ahorrar vidas y sufrimientos, sobre todo a la población civil. La segunda, que se establezca un alto el fuego y se abran negociaciones de paz. El riesgo de exclusión temporal del Consejo flotaba en el ambiente, aunque el jefe de la delegación matizó que no era misión de ésta lanzar un ultimátum.
Putin tomó nota, expresó su comprensión por "las preocupaciones de la comunidad internacional", reiteró que sólo se intenta combatir el terrorismo y defender la integridad territorial de Rusia, prometió que se hará todo lo humanamente posible para reducir los "daños colaterales" y pidió que las posiciones externas "se basen en información fiable, y no en propaganda". Guennadi Selezniov, presidente de la última Duma (Cámara baja del Parlamento) y candidato a volver a serlo de la que hoy se constituye, hizo eco a Putin tras una reunión con Russell-Johnston, al afirmar que parecía que el punto de vista de la delegación europea mostraba "la influencia de la propaganda chechena". La delegación del Consejo de Europa viaja hoy al Cáucaso Norte.
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