El fiscal pide cuatro años de cárcel para Serrano Goyría por el "caso Intra"
José Miguel Serrano Goyría, presidente de la extinguida Corporación Financiera Intra, se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial para responder de un presunto delito de falsedad documental cometido en el curso de la liquidación de la inmobiliaria Sergoysa, perteneciente al grupo. El fiscal Luis Hernanz Fontán solicita para Serrano Goyría una pena de cuatro años de prisión y otros tantos de inhabilitación además de una multa de 22,5 millones de pesetas. Junto con el ex presidente de Intra son también juzgados los interventores Juan Ignacio Echevarría Gil y Ricardo Álvarez Solana, acusados por el fiscal de "ocultar la verdadera situación patrimonial y financiera de la entidad". Los dos se enfrentan al mismo periodo de privación de libertad -cuatro años- y a una petición de 11 millones de multa.
En los años ochenta, Serrano Goyría, de 60 años en la actualidad, economista y abogado por la Universidad de Deusto y ex consejero del Banco Santander, desempeñaba la dirección financiera de Electra de Viesgo hasta que en 1985 fundó la Corporación Intra, secundado por sus dos hermanos Juan Pablo y Felipe. Bien relacionado y respetado, especialmente en los medios religiosos, José Miguel Serrano, sin abandonar su despacho profesional, inició la toma de participaciones en pequeñas empresas de la región en dificultades económicas. Con su gestión como consejero logró sustanciosas plusvalías; el mayor éxito lo obtuvo al hacerse con la empresa de transporte Turytrans, que en sus manos alcanzó un gran despegue.
En seguida, el holding Intra logró salir a Bolsa apoyado en la credibilidad de sus dirigentes. Durante la etapa de consejero del banco presidido por Emilio Botín, puesto al que llegó al alcanzar una participación importante, Serrano Goyría aumentó el número de acciones en la entidad.
Los recelos surgieron en el banco mientras Intra acumulaba activos por valor de 35.000 millones. La pérdida de confianza de los Botín creó las primeras dificultades al grupo. Y así el pequeño gigante con los pies de barro presentó suspensión de pagos en febrero de 1991. Cientos de pequeños accionistas perdieron sus ahorros.
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