Desastre
Estimado director: le escribo con el propósito de informarle del desastroso resultado de la fiesta de Fin de Año realizada en un hotel de la calle de Princesa.Dicha fiesta, anunciada en carteles y revistas como la fiesta del hotel, resultó no ser de éste, sino de una empresa llamada Liberocio, que le había alquilado la primera planta al hotel para la ocasión.
Mi decepción fue en aumento cuando al ir a reclamar sobre las malas condiciones de la fiesta al gerente del hotel éste me respondió que el hotel HUSA no se responsabilizaba de lo que ocurría en la primera planta del edificio y que si tenía que reclamar algo debía dirigirme al encargado de la empresa. En resumen, a la hora de rendir cuentas al cliente el hotel HUSA se lavaba las manos, y Liberocio, también.
La fiesta resultó ser un auténtico desastre a pesar de que el hotel tiene cinco estrellas y es uno de los más prestigiosos de Madrid. Lo que aconteció fue lo siguiente: en la fiesta, cuya duración era aproximadamente de siete horas, no había una sola silla o sillón donde sentarse. Fue a las cinco de la madrugada cuando mis acompañantes y yo decidimos bajar al hall del hotel para sentarnos en unas butacas, y cuál fue mi sorpresa cuando uno de los de seguridad me dijo que allí no nos podíamos sentar, pues esos asientos estaban reservados para los clientes del hotel (es decir, a nosotros no se nos consideraba clientes del hotel después de haber pagado 15.000 pesetas por la entrada).
Al preguntarle, su contestación fue que me apoyara en algún sitio o que me tumbara en el suelo. En segundo lugar, hay que decir que no se sirvió un solo canapé.
En tercer lugar, decir que había numerosos miembros de seguridad, pero ninguno desempeñó bien su trabajo. - .
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