Acústica para una causa de ópera
El pasado 22 de noviembre, el Liceo acogió el estreno en España de El caso Makropulos, una ópera de Leos Janacek en cuya trama se narra un caso judicial a punto de fallarse en el Tribunal Supremo que enfrenta desde hace cien años a dos familias, los Gregor y los Prus.El del Liceo no es un caso que lleve un siglo en los tribunales, aunque sí más de un lustro. Los hechos sucedieron el 31 de enero de 1994 y se juzgan casi seis años después y como el de la ópera, este caso acabará, a buen seguro, en un organismo judicial superior, la Audiencia de Barcelona, la última instancia a la que se puede recurrir.
El salón de actos del edificio de los juzgados de Barcelon, espacio en el que se desarrollará el juicio, tendrá una acústica especial para esta causa, en la que el protagonista es un teatro de ópera. El tribunal ha contratado a una empresa especializada en sonorización para subsanar los deficientes equipos técnicos de la sala.
En el juicio hay personadas diez partes: dos que ejercen la acusación -el ministerio fiscal y la aseguradora Royal Insurance- y otras ocho defensas. De ellas, cuatro corresponden a los abogados de los acusados, tres a diversas aseguradoras y el consorcio del Liceo. La magistrada María Mercedes Otero, presidenta del tribunal, ha reservado toda la semana para el juicio, que se celebrará en sesiones de mañana y tarde.
Un total de 46 testigos subirán al estrado a declarar, entre ellos Josep Caminal, los tres arquitectos responsables de la reconstrucción del teatro y el presidente de los ex propietarios del teatro, además de los peritos propuestos por las partes para aclarar las causas del incendio.
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