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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

"Efecto 2000"

La prensa, toda ella, la radio y las televisiones de todo el mundo nos bombardean con noticias sobre los efectos del 2000, el segundo milenio, las "desgracias" que nos esperan, la influencia de los astros, la "rotura de ordenadores, maquinaria con engranajes horarios", etcétera. Respetando todas las especulaciones que se hacen y se potencian desde todos los medios, debo manifestar mi opinión personal sobre todo este montaje que supone seguir utilizando una fecha mágica para hacer olvidar a la gente los problemas reales.Al finalizar el primer milenio se desató entre las gentes de aquella época una superstición tremenda y muchas personas especulaban sobre el fin del mundo, la caída de los imperios, la muerte de los malvados... había un caldo aliñado por la incultura de la gente y la influencia de la Iglesia que nunca perdía ripio para "atusar" las malas artes supersticiosas y de prevalencia de lo oscuro del futuro que nos espera. Incluso se aludía al Apocalipsis, interpretando sesgadamente algunas de las teorías del Nuevo Testamento.

Hoy, cuando pasan unos días del evento "histórico", a pesar de que no se ponen de acuerdo los técnicos en si será este año o el próximo cuando debamos celebrar la "efeméride", volvemos al dicho de "sostenella y no enmendalla" y se utilizan argumentos infantiloides para asustar a las gentes de buena voluntad.

Me decía un amigo que fueron ocupadas todas las plazas de nuestra Sierra de Cazorla en previsión de que, lejos del mundanal ruido, no se notara el efecto 2000. Otro, más pesimista, había hablado con los técnicos de ordenadores para intentar evitar el mal de los dos ceros en la fecha física. Vuelvo a insistir en el respeto a la inteligencia de los ciudadanos, pero no me resisto a proclamar a los cuatro vientos que el día 1 de enero del 2000 sólo será (fue) el día siguiente al 31 de diciembre de 1999 y nada más.

No se juntarán los cielos con la tierra, no se acabará el mundo, no se romperá ¿más? el maleficio de la política económica para Andalucía, ni Aznar va a reconocer el censo real de andaluces. Seguirá en sus trece o catorce (¿será supersticioso?) y seguiremos estando "perdidos" 400.000. Y, por supuesto, nada va a cambiar en la realidad cotidiana.

Pero se podría aprovechar esta fecha ¿histórica? para corregir ciertos errores históricos, para cargarnos con la fuerza de la razón y olvidarnos de las razones de la fuerza para convencer a quien proceda de que, sin trabajo, esfuerzo, ilusión... nada podemos cambiar. Ya está bien de que "entremos con buen pie en el nuevo año, siglo y milenio". Deseos: todos los mejores para todos. ¡Vamos a hacer que los deseos se puedan hacer realidad! Lo demás es música para los cerdos, esperar que el olmo eche peras.

Vamos palante con un nuevo día, mes, año, siglo y milenio (si procede), pero que no se nos olviden los auténticos problemas reales de nuestra sociedad.- Abdón López Hidalgo. Baeza (Jaén).

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