"Deep Blue" aún colea
El fantasma de Deep Blue cabalga de nuevo. Uno de sus programadores, Feng-hsiung Hsu, asegura que Gari Kaspárov no desea la revancha del duelo que perdió por la mínima (3,5-2,5) en 1997 frente al ajedrecista de silicio que produjo IBM. Desligado ahora de esta multinacional, cuyas acciones se dispararon tras la victoria, Hsu es prolijo en detalles a lo largo de una carta abierta. De momento, Kaspárov no ha contestado."Creo que es el fin de la saga de Deep Blue [...] salvo que Kaspárov tenga una rápida corazonada o alguien le convenza. Escribo esto porque quiero demostrar que he hecho todo lo que estaba en mi poder para que la revancha fuera una realidad", se lee en el primer párrafo de Hsu, padre científico de Deep Blue junto a Murray Campbell y Joe Hoane. "Entre los tres habremos dedicado unos 30 años de vida a este proyecto", precisa Hsu, cuyo trabajo de diseño y programación comenzó en 1985 en la Universidad de Carnegie Mellon (Estados Unidos).
"Al final del duelo de 1997, los tres sentíamos la obligación personal de aceptar el desquite que nos pedía Kaspárov. Pero la decisión no era nuestra. Además, él nos había acusado en falso, a nosotros y a IBM como empresa, de hacer trampas. Consideré esas palabras como un insulto, como hubiera hecho cualquiera en mi situación. Kaspárov insistió durante dos años, pero nosotros no teníamos margen de maniobra", añade.
Para entonces, los fines publicitarios y científicos que se había marcado IBM con el programa Deep Blue se habían amortizado con creces. Buena parte de lo aprendido se aplicó en la fabricación de procesadores destinados a otros campos totalmente ajenos al ajedrez, como el complicado cálculo molecular necesario para fabricar medicamentos.
Una pequeña fortuna
Después de que Hsu y sus compañeros efectuasen una gira por varias capitales europeas, Madrid entre ellas, con un prototipo llamado Deep Blue Junior, la compañía anunció que no tenía previsto invertir más en ajedrez "a corto plazo". Sin embargo, Hsu ya pensaba en marcharse de IBM, y lo hizo unos meses más tarde, tras gastarse "una pequeña fortuna" (que no especifica) en adquirir los derechos de comercialización del chip de Deep Blue. Estaba dispuesto a construir otra máquina cuya fuerza como ajedrecista fuera comparable a la del campeón de silicio. Dado que Kaspárov había repetido hasta la saciedad en todo el mundo sus exigencias de revancha, a Hsu sólo le faltaba lograr un patrocinador de garantías.
O eso pensaba él hasta que se dio cuenta de la realidad: los patrocinadores potenciales se mostraban muy escépticos en cuanto a que Kaspárov quisiese jugar realmente. Querían una prueba inequívoca. Hsu se la pidió a Kaspárov, que le contestó dándole largas durante meses, hasta que el apoderado del ruso, Owen Williams, admitió que Kaspárov no estaba interesado en disputar la revancha.
Williams dijo ayer a EL PAÍS que Kaspárov viaja hoy desde Podolsk (Rusia), su lugar habitual de concentración, a Wijk aan Zee (Holanda), donde el próximo sábado comienza uno de los torneos más importantes del año. Aunque el número uno "desea concentrarse en el ajedrez", según su apoderado, cabe suponer que replicará mañana durante una conferencia de prensa.
Hsu termina su carta con una lista de agradecimientos en la que incluye a Kaspárov, que ganó a Deep Blue en Filadelfia un año antes de perder en Nueva York tras un error garrafal en la última partida. "Esos dos duelos fueron las experiencias más apasionantes de mi vida. Y Kaspárov, nuestro reputado oponente, desempeñó el papel principal en ambas", concluye Hsu.
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