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El PP ultima un acuerdo con el Bloque para echar a un antiguo alcalde suyo

El PP negocia con el BNG y el PSOE una moción de censura contra el alcalde de Ponteareas (Pontevedra), José Castro, que lleva más de 30 años en el cargo. Castro presumió siempre de la amistad de Manuel Fraga, pero tuvo, sin embargo, un encontronazo con él antes de las últimas elecciones al negarse el PP a que encabezara su candidatura. Castro ganó por mayoría simple con una lista de independientes y el PP, que demonizó los pactos del PSOE con el BNG, se apresta ahora a firmar acuerdos con los nacionalistas con tal de echarle. Castro ha gobernado Ponteareas durante los últimos meses como si no hubiera perdido su clásica mayoría absoluta. Antes imponía el rodillo. Ahora, cuando sólo dispone de siete de los 17 concejales (cinco son del PP, tres del BNG y dos del PSOE), recurre ante los tribunales las decisiones que la oposición adopta contra su criterio.

Así ha sucedido, por ejemplo, con el acuerdo plenario de retirar de la plaza Mayor el monumento a Franco, promovido por Castro y erigido durante la transición democrática, o con la de sustituir en el nomenclátor local los nombres de personajes del bando nacional en la guerra civil. El regidor quiere mantener lo uno y lo otro a machamartillo y, de momento, con sus recursos judiciales, lo va consiguiendo. Así, no causaría extrañeza que paralizase por el mismo sistema la ejecución de la moción de censura contra él.

De hecho, por no respetar el ejercicio de derechos democráticos fundamentales, Castro está condenado desde mediados de su anterior mandato a dos penas de inhabilitación que, sin embargo, en un caso sin precedentes, no se ejecutan a la espera de que el Consejo de Ministros sustancie su petición de indulto.

Esas sentencias y la consigna de renovación llevaron precisamente al PP a prescindir de él. Pero Castro no se amilanó. No sólo montó una candidatura propia, sino que promovió una plataforma de independientes con otros ex alcaldes populares, apartados como él, y consiguió así evitar que el PP mantuviera algunos municipios de Pontevedra.

Sus modos estrambóticos de gobernar y su sistemática judicialización de las determinaciones que no le gustan han movido al PP a reconocer la necesidad de desbancarle y estudiar las propuestas que los nacionalistas y los socialistas le formularon a raíz de las elecciones para impedir que Castro volviera a ocupar la alcaldía.

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Los tres grupos de la oposición tienen previsto cerrar mañana su negociación. Las opciones del BNG y los socialistas pasan por formar un Gobierno de coalición con una alcaldía "decorativa", del PSdeG, de manera que el poder real recaiga en una comisión integrada por los tres partidos, o por alternarse en un Gobierno en minoría.

A su vez, los populares proponen un Gobierno tripartito, con reparto de competencias, pero reservándose para sí una alcaldía con pleno protagonismo. Esto no lo aceptan las otras fuerzas por temor a que, una vez alejado Castro del cargo, el PP trate de reagrupar a los independientes bajo sus siglas y de eliminar unas desavenencias que no ocultan la pertenencia a una misma familia ideológica.

Lo paradójico de la situación, como una moraleja que revitaliza la máxima de que en la política no hay pactos imposibles, es la predisposición del PP a establecer acuerdos con el BNG, y viceversa, cuando los populares no escatimaron su artillería dialéctica de descrédito contra los nacionalistas al censurar los pactos que el PSOE selló con ellos para arrebatarle más de 50 alcaldías en la comunidad gallega.

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