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EL SORTEO DEL NIÑO

Hacienda y Gandia se reparten 8.400 millones 19 series del primer premio (22.897) se quedaron sin vender, y el segundo (65.432) tocó en Logroño

El primer gran premio de la lotería del año 2000 le tocó a Hacienda. Diecinueve de las 35 series del número 22.897 del sorteo de El Niño se quedaron sin vender, con lo que el fisco se embolsó 4.560 millones de los 8.400 con los que estaba dotado el gordo. Las 16 restantes, 3.840 millones, se repartieron desde la administración número 2 de Gandia (Valencia), donde una falla, la del barrio de Benipeixcar, se llevó la mayor tajada. Logroño, ciudad afortunada con el segundo premio, el 65.432, incluso obtuvo más dinero que Gandia, porque en ella sí se vendieron, en su administración número 6, las 35 series del número afortunado, que suponen 4.200 millones. Treinta y dos de ellas, 3.840 millones, las repartió el dueño del bar El Chiqui entre su clientela.

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La falla de Benipeixcar, un barrio periférico de Gandia anexionado por este municipio en 1965, jugaba desde hace 26 años al mismo número: el 22.897. Ayer, por fin, resultó agraciada con el gordo de El Niño. La administración número 2 de este municipio valenciano vendió al casal fallero diez series y otras seis en su ventanilla. Es decir, repartió 16 de las 35: 3.840 millones de los posibles 8.400. Las 19 restantes fueron devueltas, al no haberse vendido, al Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE), con lo que Hacienda, el fisco, se quedará con 4.560 millones.El mayor pellizco, 2.400 millones, fue a parar al casal fallero, que no sólo hizo millonarios a sus miembros, medio centenar, sino a la práctica totalidad de su barriada, ya que desde el dueño del bar y la propietaria de la herboristería hasta los trabajadores de la panadería cercana llevaban algún décimo o, al menos, alguna participación de la falla. Según su presidente, Juan Creus, jugaron a este mismo número en Navidad, les tocó la pedrea y el dinero obtenido lo destinaron íntegramente a las series agraciadas ayer.

Salvador Malonda, gerente del local de lotería afortunado, que él y su hermana, Pepa, heredaron de su padre, hacía ayer cálculos con sorprendente precisión sobre los millones que habían pasado por sus manos. Esta vez no ocurrió lo que suele ser habitual entre estos profesionales y la suerte también llamó a la puerta de los loteros. La familia jugaba cuatro participaciones de la falla, 6.400.000 pesetas, y sumó el premio de ayer al cuarto de la de Navidad de 1980, que vendió en su localidad natal, Palma de Gandia.

La falla más rica

"Éramos una falla modesta y ahora somos los más ricos de Gandia". Los gritos de alegría eran de Inma Sancho, que ayer se convirtió en el único rey mago del 2000 para los vecinos de Benipeixcar. Desde hace siete años es la responsable de administrar la lotería con la que la falla consigue ingresos extras para sufragar la fiesta. Ayer fue recibida a las puertas de la sede de la agrupación como una auténtica heroína y rompió a llorar de alegría nada más bajar del coche. "Somos como una familia y lo que más me alegra es que la falla se quedó un décimo y recibirá 24 millones de pesetas", comentaba mientras atendía el acoso de la prensa y repartía besos y abrazos entre todos sus vecinos.

El presupuesto de la falla de este año era de cinco millones de pesetas. Inma hizo también millonarios a algunos amigos residentes en Benidorm y Calpe (Alicante), Málaga y Sort (Lleida), la localidad que tradicionalmente hace honor a su nombre y que en esta ocasión, aunque fuera mediante un pequeño intercambio de décimos, se ha llevado 240 millones, informa Lluís Visa.

Como siempre, además de los agraciados y los curiosos contagiados por la alegría millonaria, se dejaron ver por el barrio representantes de los principales bancos de la ciudad.

Con el premio, la fiesta de San José se adelantó tres meses en esta barriada gandiense, una zona popular en la que residen cerca de 5.000 personas, la mayoría trabajadores asalariados y agricultores. Uno de los más afortunados era Alberto Aparici, de 79 años, que compartía dos décimos con su hijo y mantuvo abierto toda la mañana su establecimiento, el café-bar Alberto, a pesar de que le habían tocado 48 millones.

En su local se vendieron siete décimos y numerosas participaciones, "¿Qué voy hacer con el dinero? Todavía no lo sé. Repartirlo entre la familia, supongo", decía Alberto mientras trataba de digerir su nuevo estado de millonario y posaba para las cámaras de televisión y de los reporteros gráficos. En el bar Manolo, cercano, su propietario, Manolo Oltra, también fundador de la falla, aseguraba que había repartido entre su clientela otros 400 millones.

Conxa Romaguera, de 16 años, obtuvo tres millones y seguro que recordará este año toda su vida por un motivo: ser la reina de una falla millonaria. Tampoco lo olvidará Creus, el presidente de la agrupación, quien aseguró que "el monumento fallero para este año no va a ser especial", entre otras cosas porque ya está acabado, pero auguró "una gran fiesta" para San José. Como marzo todavía está lejano, anoche organizaron una cena popular en el casal que, con toda seguridad, nada tuvo que ver con las habituales a escote.

Mientras tanto, la Asociación Musical de Ador, población próxima a Gandia, celebraba el reparto de 70 millones por haber adquirido el número 22.896, el anterior al agraciado. La asociación había adquirido sus 35 series en la misma administración de Gandia que repartió el 22.897. Y, cómo no, el de Ador también resultó un premio a la fidelidad: la asociación juega ese número desde hace 20 años.

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